Terrassa

La fascinante historia del Olesa

El próximo año se cumplirá su centenario. Fue el 6 de mayo de 1919, en Can Tunis. Era martes. A las once de la mañana todo estaba dispuesto para la botadura de un vapor. En esta ocasión, y ante la expectante mirada de numerosos espectadores, el navío que estaba a punto de entrar en el mar Mediterráneo era el que portaba el nombre de una localidad muy cercana a la nuestra: Olesa. Y es que fue una época en la que varios buques construidos en astilleros barceloneses llevaron el nombre de localidades catalanas. Sucedió con el Tarrasa, pero también, por ejemplo, con el Berga, el Manresa, el Cervera, el Igualada, el Vilafranca… y en esta oportunidad con el Olesa. Y éste no fue un vapor cualquiera. Se trataba de un navío de 1.150 toneladas y con prácticamente las mismas características del que dos años más tarde tendría el vapor Tarrasa. Además, fue el primer mercante con casco de acero construido en Catalunya.

El Olesa se construyó por encargo de la Naviera Española SA en poco menos de un año en las recién inauguradas instalaciones de las Drassanes Cardona. Eran unos astilleros de primer nivel, y la compañía llegó a ser emblemática en la construcción naval en Catalunya. Su impulsor fue Miquel Cardona Juseph, nacido en Barcelona en 1881 y fallecido en la misma ciudad en 1936. Al inicio de la Guerra Civil fue secuestrado y asesinado.

En su trayectoria, las Drassanes Cardona construyeron numerosos buques de diferentes carácterís- ticas, desde barcazas o remolcadores hasta vapores de notable capacidad como el Olesa.

Retornando al día de la botadura del Olesa, aquella mañana todo estaba preparado. Dirigían las operaciones el propio director gerente de los astilleros, Miquel Cardona, y Avelí Mas, capitán inspector de la naviera. Y junto a ellos, la madrina del acto, “la distinguida y bella señorita” Júlia Brugués Gaja, decían las crónicas.

No llegó al agua
Pero en ese acto hubo un pequeño contratiempo. El vapor Olesa debía deslizarse por la grada hasta llegar al mar. Ese corto recorrido lo inició sin mayores problemas hasta que se paró y no llegó a tocar el agua. El motivo no fue otro que el sebo que se colocó en la grada para el correcto deslizamiento del navío se había secado porque la botadura del Olesa se retrasó una hora. Por todo ello, los trabajos para que finalmente alcanzara el mar culminaron cuando dos días más tarde, el jueves día 8, a las 5.30 de la tarde, dos remolcadores consiguieron que el buque alcanzara finalmente el mar.

Y este vapor tuvo una vida bastante ajetreada, aunque también apasionante, sin duda. Pasó por navieras que pertenecían a diversos países y cambió de nombre en varias ocasiones, como sucedía a menudo con los barcos de esa época. Así, de acuerdo por el registro que nos ofrece la agencia de calificación británica Lloyd’s Register of Ship-pings, en 1930 tuvo matrícula estonia y navegó bajo la denominación de Per Skogland. En los años 1931 y 1932 lo hizo como Camberway para la compañía británica Sunderland Steam Shipping & Co. En 1933 llevó el nombre de Tento, y en 1934 el de Margot, con matrícula noruega, teniendo como armador a Richard Peterson. Volvió a propiedad De Estonia en 1937 como Harjurand.

Tareas de salvamento
Bajo esta denominación llegó a vivir los avatares de la Segunda Guerra Mundial, como buque de salvamento, formando parte de la Armada de los Estados Unidos, de la US Navy, desde 1942 hasta 1946. Un mercante catalán convertido en buque de rescate americano.

Dicen las crónicas que una de sus operaciones importantes sucedió el 1 de julio de 1942, en el salvamento de los miembros del carguero Edward Luckenbach, que fue torpedeado frente a Florida.

El exOlesa contribuyó también decisivamente en otras operaciones de rescate destacadas. Finalizada la contienda bélica, Estados Unidos ya no lo necesitaba. En 1946 fue vendido a Miraflores SA, de Panamá y continuó su servicio comercial hasta 1955 con un nuevo nombre: Ahora se llamaría Dodecanese.

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