La mujer tiene un papel destacado en el sector de la educación. Se estima que un setenta por ciento o incluso un poco más de las plantillas de las redes públicas en infantil y primaria corresponde a la mujeres. Conscientes de ello, sindicatos como CCOO, UGT, USTEC (el principal en la enseñanza pública) y CGT hicieron un llamamiento al colectivo para que sumara a la huelga feminista de ayer.
La realidad, sin embargo, es que las profesionales de esta etapa educativa y en la pública dieron un respaldo discreto. Tras las consultas realizadas, el balance es que hubo una respuesta muy desigual. Había centros donde siguió la normalidad, había otros donde alguna minoría de docentes secundaban el paro todo el día y otros donde algún grupo daba apoyo al paro parcial de dos horas, que era de 11.30 a 13.30 horas del mediodía.
Muchas direcciones de colegios explicaron que la jornada de movilización había atraído menos alumnado, porque las familias prefirieron no arriesgarse y porque el transporte público funcionaba a medio gas.
Sea como fuere, el departamento de Ensenyament había dictado servicios mínimos por lo que cada centro aseguraba de entrada que había un equipo para atender a los alumnos que llegaban. También el servicio de comedor funcionó bajo la norma de servicios mínimos pero no el de limpieza por lo que queda la duda de cómo estarán los espacios esta mañana.
Las escuelas que recibieron pocos niños optaron por actividades no lectivas para no perjudicar al resto. Eso sucedió sobre todo de 11.30 a 13.30 horas del mediodía cuando se había convocado el paro parcial de dos horas. En esta franja de paro sólo quedaba afectada una hora de actividad académica puesto que en la pública la jornada de mañana acaba a las 12.30 h.
Institutos y universidad
En institutos públicos, también pasó por igual. Sólo un diez por ciento del profesorado secundó la huelga o el paro parcial. Pero si que fueron pocos los alumnos que fueron a clase por lo que, prácticamente, se paralizó la actividad académica.
La huelga feminista si se dejó sentir en el campus de la UPC en Terrassa, donde la incidencia fue alta en alumnas y profesoras. Cabe decir que la UPC, como otras universidades, es una de las que hace tiempo que tomó medidas sobre igualdad de género y sus campañas van muy dirigidas al colectivo femenino para captarlo.