Desde los tiempos de los conciertos de Manu Chao no se vivía en Faktoria una actuación tan multitudinaria, con alrededor de un millar de personas (con una mayoría aplastante de representantes del género masculino, con honrosas excepciones) dispuestas a escuchar, corear, moverse al son del "pogo" y sudar las canciones proverbiales de Soziedad Alkohólika.
No deja de ser excepcional este "sold out" en un contexto económico tan delicado y para un género (trash metal, hardcore) que a priori podría parecer minoritario. Con todo, el porqué de este éxito no es difícil de encontrar: Terrassa y Vic han sido las ciudades escogidas por la banda para aterrizar en Catalunya con su conjunto de nuevas canciones, y hasta junio no tiene previsto volver por tierras catalanas.
La casualidad quiso que Soziedad Alkohólika actuara en Terrassa en una semana especialmente controvertida en lo que se refiere a las lecturas acerca de la libertad de expresión en nuestro país. Ésta es una de aquellas bandas que ha pisado más de una vez la Audiencia Nacional y cuyas letras ya se ponían en cuestionamiento mucho antes de la llamada Ley Mordaza.
La banda ha defendido una y otra vez su libertad y su derecho a la denuncia, así como la expresión de su opción política, y trabajando en ese cometido ha encontrado a un público que comulga con ese mensaje y con la rabia con la que el grupo lo expresa, con una seriedad y una profesionalidad fuera de toda duda.
En tiempos oscuros
Su música tiene mucho de desahogo pero también de grito agresivo, de un grito que alcanza la fuerza de una taladradora y de denuncia: "No nos libramos de los tiempos oscuros, no nos libramos del fascismo", asegura su cantante Juan en medio de la congoja.
El discurso se expresa con rotundidad y a volumen alto; el gran objetivo es despertar a una sociedad dormida con letras que llaman a pocos equívocos y con títulos especialmente explícitos: "Alineado", "Política del miedo", "Piedra contra tijera", "Causas podridas"… Sólo había que ver las caras de su público y las manos alzadas, o incluso los puños, para entender que el grupo comparte sus motivaciones con su audiencia.
En Terrassa el sonido fue aceptable, teniendo en cuenta lo difícil que es encontrar el equilibrio entre la contundencia y los matices, y aunque se echó de menos una mayor homogeneidad en toda la sala (especialmente a la hora de apreciar las letras), no se dejaron escapar detalles como la armónica que tanto llamó la atención en una propuesta con tanto protagonismo de la batería.
Los de Vitoria se despidieron de su público bien alineados y visiblemente agradecidos; no era para menos ante una devoción que, pese a los 30 años que ya tiene el grupo, no flaquea.
SOZIEDAD ALKOHÓLIKA
Jimmy (guitarra ), Íñigo (guitarra), Pirulo (bajo), Alfred (batería), Juan (voz), Jimmy (guitarra), Iñigo (guitarra), Pirulo (bajo), Alfred (batería) y Juan (voz.) Viernes, 23 de febrero. Nova Jazz Cava.