La Plataforma en Defensa de la Sanitat Pública de Terrassa-Marea Blanca reprueba "la nula actuación del gobierno municipal" frente a la atención que se da a los pacientes de Terrassa en los servicios sanitarios de la ciudad. Con la gripe remitiendo, pero aún en fase epidémica, las urgencias hospitalarias siguen saturadas y los pacientes esperando a ser atendidos en los pasillos, a falta de camas en planta. "De nada sirve tener un Consell Municipal de Salut si el gobierno local no es capaz de pedir explicaciones a los proveedores locales y actuar en consecuencia", afirma la PDSP.
La Marea Blanca explica que este invierno ha vuelto a poner a prueba el sistema público de salud, poniendo de manifiesto las carencias derivadas en buena medida de los "recortes que se llevaron a cabo en 2010, con la justificación de la crisis". El resultado, afirman, es "la eliminación de miles de camas hospitalarias, puestos de trabajo y el adelgazamiento de la atención primaria".
La PDSP recuerda que desde finales de noviembre, cuando los cuadros infecciosos previos a la gripe dispararon la demanda sanitaria, no han remitido las quejas de los pacientes que esperan horas para ser atendidos. Tres meses después, el problema continúa en las urgencias hospitalarias.
La plataforma destaca también las quejas del personal sanitario -"tanto de Mútua como del CST"-, que denuncian las condiciones en que se presta atención a los pacientes, "en los pasillos, con falta de confidencialidad, de privacidad, con escasez de medicación, de oxígeno y con unas cargas de trabajo insostenibles". El resultado "son enfermos que se valoran o diagnostican demasiado tarde o mal".
Los últimos años las quejas se han trasladado a la asistencia primaria, en la que descansa parte del colapso de las urgencias. "Están desbordados, con 100 visitas y 20 domicilios por día y profesional".
Los miembros de la plataforma recuerdan que el colapso se produce cada año. "No es coyuntural -dicen-, no vale decir que es culpa del Procés o del 155, aunque todo ayuda". El problema "es producto de una estrategia planificada que mueven los poderes económicos: privatizar y mercantilizar la asistencia sanitaria hasta convertirla en un lujo, no en un derecho".