Terrassa

El “Billy Elliot” catalán

Hacia el año 2000, hace ahora 18 años, se estrenó la película "Billy Elliot", del director inglés Stephen Daldry. La obra -seguro que muchos la recordaran- contaba la vida de un chaval, de 11 años de edad, de un barrio obrero de Londres, que quería ser un bailarín profesional. El relato, reconocido con numerosos premios, fue un triunfo en taquilla, por la historia (el padre se oponía y aún más si cabe porque era chico) y por la interpretación.

La historia de "Billy Elliot" guarda paralelismos con la de Guillem Cabrera, de Sant Salvador de Guardiola, (Manresa). Este chico decidió también a la misma edad (11 años) empezar estudios profesionales de danza clásica. La gran diferencia está en que Guillem, desde el principio, contó con todo el apoyo de su familia, la cual ha recurrido y recurre a todas las vías posibles para darle la mejor formación.

Guillem, junto a su padre Germà Cabrera, alumno de la academia del Royal Ballet de Londres, fue el protagonista de una charla-coloquio en la Escola Joaquima de Vedruna de Terrassa. El porqué de contactar con él se debió a una profesora, Laia Vives, que ha leído el libro que han publicado ambos, "Quant els peus son les teves ales", y quedó entusiasmada. "No tanto porque quiera ser bailarín sino por el espíritu de esfuerzo y voluntad que está demostrando a su corta edad. Creemos que puede ser un ejemplo para otros chicos para que luchen por lo que desean".

Guillem fue recibido en el centro educativo por un grupo de 50 alumnos de secundaria. Subido en la tarima, al lado de su progenitor, se mostraba un tanto inquieto por estar en terreno ajeno. El alumno del Royal Ballet, que tiene ahora 13 años, explicó que desde pequeño le gustaba mucho el ballet y que sueña con ser un gran bailarín.

Una gran oportunidad
Estudiaba para ello en su comarca del Bages pero él quería formarse en una gran academia como la que tiene el Royal Ballet de Londres. Hubo convocatoria de audiciones, se presentaron 500 niños y seleccionaron a 12. Guillem fue uno de ellos y tomó la decisión, con todo el apoyo de sus padres, de aprovechar la gran oportunidad. "Las primeras semanas fueron muy complicadas -recordó- porque fue un gran cambio para mí. Todo era nuevo. No tenía la familia, no conocía nadie. Debía empezar de nuevo. Pero poco a poco me fui adaptando, hice amigos, formé una segunda familia". Su padre también rememoró aquellos primeros días. "Guillem era muy pequeño y nos separaban muchos kilómetros de distancia. Tuvimos que hacer un esfuerzo emocional increíble. Lo echábamos mucho en falta y nos sobrecogíamos cuando lloraba. Entonces le decíamos que regresara pero al momento de gestionar el billete de avión, se lo repensaba. No, no vendré, soy muy feliz aquí, respondía".

Ahora, al cabo de dos años, el niño considerado prodigio y con talento para con la danza confirmó que su opción, quizás muy arriesgada a su edad, fue la mejor. "Cuando me fui Londres pensé que me perdería cosas y quizás ha sido así pero he ganado otras. La experiencia que estoy viviendo en Londres, a raíz de estudiar danza, es importantísima para mí. Tanto es así que me he reafirmado más que nunca en este trabajo artístico y si algún día tuviera que abandonar, intentaré formarme y bailar en otra compañía o país, Rusia, Alemania…".

Guillem no escondió que su día a día en la academia del Royal Ballet es dura. Su jornada va desde las 7 de la mañana a 7 de la tarde y dedica en alternancia dos horas de clase de secundaria con dos de ballet. El horario es rígido como lo es también el uso del móvil. "Solo tenemos una hora libre al día por lo que te da la sensación de estar muy cerrado y el móvil solo se puede usar en contadas ocasiones para llamar a la familia. Por la noche, no hay móvil. Hay que darlo y te lo guardan. Todo es muy exigente pero es normal porque en la Royal bailan los mejores, las primeras figuras".

Salto a los escenarios
Su padre ejemplariza que la compañía inglesa es como el Barça y que como el club blaugrama tiene la masia para formar y potenciar el talento. "Pero si no sirves, tienes que hacer las maletas", dijo el padre. Nada de eso, por ahora, le pasa a Guillem. Todo lo contario. El "Billy Eliot" de la Catalunya interior ya ha sido reconocido en la escuela. Fue elegido nada menos que para participar en el reparto del ballet "Frankenstein" en la Royal Opera House. Guillem interpretó el papel de William Frankestein, el hermano menor del científico que crea el monstruo.

Pudimos ver un fragmento donde interviene en escenas corales y en el dueto que libra con el mostruo Frankenstein, interpretado por el gran bailarín Steven McRae ("el Messi del Barça", como lo comparó su padre) y cabe decir que Guillem mostró a la par técnica y expresividad. No fue solo una percepción de los presentes que estábamos allí porque su interpretación ya fue observada con atención por los críticos de los periódicos "The Guardian" y "The Independent", cuando el ballet se representó en la primavera de 2016 en la Opera House de Londres. Ambos periódicos se hicieron eco. El joven bailarín miraba el vídeo sonriendo tímidamente para expresar que "a mí me cuesta hacer promoción de mi historia personal, de mi libro, pero lo hago para que la gente luche para cumplir con su sueño".

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