Debía telefonearle cada día desde su trabajo para que él confirmase que estaba allí, en efecto, en su puesto laboral. Controlaba los kilómetros que hacía con su coche, revisaba su móvil. Un día la sacó del vehículo y la tiró, y ella impactó con un bordillo. Otro día la agarró del cuello, y le tiró de los pelos. Otro, la ahogó durante unos segundos con una almohada. Y la violó. Esa sucesión de presuntas vejaciones y agresiones narra el fiscal en el escrito en el que acusa a un hombre de ocho delitos. Pide una condena de veinticinco años de prisión.
El juzgado de violencia sobre la mujer número 1 de Terrassa instruyó el sumario en el 2016 y el juicio ha sido señalado para el próximo miércoles en la Audiencia Provincial de Barcelona. El fiscal redactó en septiembre pasado el escrito de acusación en el que explica la sarta de humillaciones que, según él, sufrió la víctima desde septiembre del 2015 hasta julio del 2016, cuando el juzgado dictó una orden de alejamiento. Entre una fecha y la otra se acumularon supuestamente los episodios de violencia.
La pareja mantenía una relación sentimental con convivencia. Poco después de comenzarla, en noviembre del 2015, el procesado "empezó a ejercer una actitud de dominación, desprecio y humillación" sobre la mujer. El fiscal habla de menosprecios, de agresiones, de amenazas. Él exigía a su pareja que lo llamara a diario antes de iniciar su jornada laboral para comprobar que se encontraba en su puesto de trabajo. Vigilaba los kilómetros que hacía con el coche para constatar que coincidían con la distancia existente entre el domicilio y el lugar de trabajo. Según la acusación, le impedía relacionarse con su círculo social y revisaba su teléfono móvil y llegaba mostrarse celoso con los amigos de los hijos de la pareja. La agredió varias veces.
Una, antes del 24 de noviembre del 2015: estaban en su vehículo y el acusado agarró a la denunciante por el jersey. La sacó del automóvil y la tiró al suelo. Ella se golpeó contra el bordillo de una acera. El Ministerio Público refiere otra agresión en el domicilio, en presencia de un niño, hijo del acusado. En esa ocasión, el hombre asestó a la víctima varias bofetadas. El 23 de julio del 2016, según el fiscal, la pareja asistió a una boda. Él abandonó el convite y ella lo siguió. Ambos se marcharon en su coche, donde la cogió del cabello y la zarandeó mientras le gritaba que era "como todas". Paró el automóvil en el polígono industrial de Can Trias. Presuntamente, la zarandeó de nuevo tras agarrarla del pelo, la golpeó en la cabeza con la mano abierta y le apretó el cuello, "impidiendo por unos instantes que respirara".
"Me vas a matar"
Pasaba una patrulla policial. Ella hizo ademán de salir del vehículo, pero él se lo prohibió. "Ni se te ocurra. Como bajes y los llames, te mato", le espetó, según el relato del Ministerio Fiscal.
Llegaron a casa. Allí estaban dos menores, uno hijo de ella, otro hijo de él. Les pidió que saliesen a la calle. La pareja se quedó a solas.
Él bajó las persianas. Ordenó a la mujer que fuese al dormitorio. Ella se negó al principio. "Y tanto que vas a entrar", repuso él. La tomó de un brazo, la instó a sentarse en la cama. Necesito descansar, pidió ella. "De descansar, nada", replicó el acusado. Ella le dijo que quería dejar la relación. Él la cogió del pelo con una mano. Con la otra le golpeó la cabeza. "Y una mierda, tú no me vas a dejar". La insultó, todas sois iguales, la cogió con fuerza del cuello, le puso una almohada encima, impidió que respirara durante unos segundos, hasta que ella pudo sacar la cabeza y se separó de él flexionando las rodillas. Se levantó, se sentó al borde del lecho.
"Déjame, me vas a matar", pidió. "Esto aquí no ha acabado", contestó él. Se desnudó, se acercó a la mujer, ella quiso resistirse, él le arrancó la ropa, la dejó en cueros, se puso encima de ella y la violó oralmente. Eso asegura el fiscal, que acusa al procesado de cinco delitos de maltrato, dos de amenazas y uno de agresión sexual.