Acaso sentía una elevada satisfacción cuando acorralaba y amedrentaba a sus víctimas con una pistola. Seis víctimas, seis mujeres con la piel erizada por el asalto de un delincuente de rostro tapado y pistola en ristre. Los Mossos d’Esquadra cazaron al sospechoso el sábado, de madrugada. Es un presunto violador que actuaba en aparcamientos de Terrassa. Está acusado de una agresión sexual y de robos con violencia e intimidación.
Los mossos iban tras él desde el verano pasado, cuando cometió el primer hecho delictivo, según explicó ayer El Periódico. Fue entonces cuando agredió sexualmente a su víctima, una mujer a la que asaltó en el parking de su vivienda. Ella caminaba hacia su vehículo cuando el malhechor la abordó. El tipo iba con la cara tapada y blandía una pistola. Se metió con ella en el coche y le robó pertenencias. Después cometió la agresión sexual.
La unidad de seguridad ciudadana del Àrea Bàsica Policial (ABP) de Terrassa encargó a sus patrullas una especial atención en sus recorridos, por si los agentes observaban a alguien que coincidiese con la descripción del agresor de la que disponían los mossos tras esa primera denuncia. El caso, sin embargo, pasó a manos del Àrea d’Investigació Criminal de la zona. El peso de las indagaciones no lo llevaban agentes de Terrassa, sino de la Regió Metropolitana Nord. Si el delincuente era un depredador sexual no podían descartarse más violaciones. Pero no hubo más agresiones de índole sexual. Los mossos sí conocieron una sucesión de atracos a mujeres, pero estos hechos guardaban demasiados nexos en la forma de proceder del autor con la acción denunciada en verano. Seguramente el mismo tipo estaba detrás de todo, del primer ataque y de los subsiguientes.
Un robo con intimidación, otro, y otro. Desde el verano se contaron más víctimas. Hasta cinco atracos con modus operandi análogo: en franja horaria nocturna y en aparcamientos de vehículos en edificios, en los edificios de residencia de las asaltadas. Al parecer, actuaba sobre todo en la zona centro.
Coincidencias
Los rasgos del asaltante que recordaban las víctimas eran coincidentes. El atracador intentaba esconder su rostro usando una gorra y un tapabocas y, a tenor de la información recabada por los mossos, ralentizaba sus acciones, se demoraba en pormenores en lugar de perpetrar un atraco rápido y darse a la fuga. Hablaba a las víctimas, aplazaba su marcha, como si lo importante para él no fuera el robo sino el sometimiento de las mujeres a las que apuntaba con el arma. Sí, los investigadores concluyeron que seguramente era el mismo individuo que había cometido la agresión sexual en verano.
Se presume que el sábado, de madrugada, intentaba añadir una muesca más a su carrera cuando lo cazaron. Los Mossos d’Esquadra confirmaron ayer la detención y la imputación de una agresión sexual, cuando menos. El arresto se consumó gracias a la llamada de un ciudadano que había visto a un sujeto sopechoso en un parking. No le gustó su actitud. Observó movimientos raros y decidió contactar con la policía.
Una dotación de los mossos, de la unidad de seguridad ciudadana, se presentó en la cochera indicada por el testigo. Según la información publicada, el sospechoso intentó escabullirse y se escondió en un trastero. No logró burlar a los agentes, que lo identificaron. En el cacheo, encontraron una gorra, la braga con que supuestamente ocultaba su cara y una pistola, que era simulada. El detenido pasó a disposición judicial y salió del Palacio de Justicia directo a la cárcel.
Es vecino de Terrassa y tiene 38 años. Las primeras diligencias le atribuyen un delito de agresión sexual y varios de robo con violencia e intimidación. A priori, se le imputan seis atracos.