A falta de que se formalice con un decreto, Isabel Marquès Amat, abogada de 60 años, es la nueva Síndica de Greuges de Terrassa, cargo que ya ostentó desde 2010 a 2016. En el pleno del Ayuntamiento, 23 de sus 27 miembros votaron a favor de confirmar lo que una consulta participativa había determinado en las urnas, y en las que Marquès ganó con una diferencia muy holgada.
Mucha gente se preguntará el motivo por el cual dejó el cargo, no se presentó a la primera elección y después sí lo hizo en la segunda.
En realidad, no lo dejé, se acabó mi mandato. Fui nombrada en el año 2010 y el mandato se acababa en el año 2015, y estuve hasta el año 2016 en funciones. Se aprobó el reglamento de la Sindicatura Municipal de Greuges de Terrassa y se me propuso ser Síndica otra vez, pero pensé que no era adecuado que me presentara porque las condiciones habían mejorado.
¿Está satisfecha de su etapa anterior?
Sí, mucho. Aprendí mucho y traté con mucha gente. La persona que ha de ocupar este cargo ha de ser muy empática. No puedes decir a alguien, “vuelva mañana”, porque son personas que lo están pasando mal y tienen un problema. No siempre son quejas, también vienen a consultar. Hay que dar a conocer a las personas sus derechos.
El primer intento por escoger Síndic acabó con cierta polémica y, de ahí la repetición de la consulta. ¿Qué le pareció?
Creo que faltó un poco de control por parte de la administración local. Para mi, este fue el fallo que hubo.
¿Le ha parecido mejor el sistema de voto presencial, el que se hizo en esta segunda convocatoria y que ganó usted?
Sí. No viví el primero pero, por seguridad, era mejor así. Y creo que fue bien. Me presenté a petición de muchas entidades de Terrassa, que consideraban que esta figura se ha de consolidar. Y pienso lo mismo. Cuando acabé mi mandato, pensé que había cosas que no había podido acabar de trabajar con profundidad. Por eso presenté mi nuevo proyecto y creo que se puede consolidar esta figura.
¿Considera que es una figura que necesita más incidencia?
No, creo que ya está bien así. Se dice que las recomendaciones del Síndic tendrían que ser de obligado cumplimiento. Y creo que no, es mejor que sea una recomendación y que sea el Ayuntamiento el que decida si la acepta o no. En una recomendación se pueden decir más cosas, no sólo basarse en la ley, y prefiero basarme también en el sentido común y la justicia social.
¿Qué características principales ha de tener el Síndic?
Tener sentido común. Conocimientos jurídicos, no tanto. Soy abogada, pero creo que sea obligatorio. El Síndic ha de tener un asesor jurídico a su lado. Y lo que va bien es conocer los derechos humanos, ya que muchas ordenanzas no los contemplan. Y en algunos casos puedes pedir a los ayuntamientos que los apliquen. De aquí, se pueden extraer buenas ideas, que son aplicables y, que a veces, ni los mismos abogados las tenemos en cuenta. No hemos sido educados para aplicar los derechos humanos.
Ganó con un amplio margen de votos. ¿Se lo esperaba?
No. Sí que es cierto que he trabajado con todos los barrios y con entidades de Terrassa, y creo que esto ha sido consecuencia de ello.
¿Las relaciones con el Ayuntamiento de Terrassa en su primer etapa fueron buenas?
Tal como está ahora, parece que el Síndic es un servicio más del Ayuntamiento y no lo es. Es una institución independiente, unipersonal y objetiva. En base a la ley de la transparencia, el Síndic no puede estar colgado del paraguas del Ayuntamiento. No es parte del Ayuntamiento y esto es lo que costó más que entendieran. A veces firmaba algún convenio con alguna entidad y no se entendía. Con el nuevo reglamento, esto queda especificado, cómo poder hacer actuaciones de oficio, si veo que se está vulnerando algún derecho, aunque no exista ninguna denuncia.
Y, concretamente, con el alcalde actual, Alfredo Vega, ¿hay una buena sintonía?
Cuando yo era Síndica, no entendía porque firmaba convenios, pero en el pleno municipal me dedicó unas palabras que me dejaron muy satisfecha y creo que puede haber una muy buena relación. No hace falta que estemos de acuerdo en todo, pero ha de haber una buena relación, por el bien de los ciudadanos.
Los apoyos recibidos, de diferentes entidades, ¿le pueden hipotecar en algunas de sus actuaciones?
No. no me siento en deuda con las entidades y lo saben. Soy muy objetiva, que no es lo mismo que ser neutral. Intento ser lo más clara posible.
¿Qué temas considera que se han de solucionar con más urgencia?
Me preocupan algunos barrios. Por ejemplo, el de Ca n’Anglada, en el que hay una convivencia que cuesta, y creo que podemos hacer una buena labor. Y tengo una deuda con Can Parellada. He trabajado poco allí. Necesita que lo mimen un poco más y hay que tenerlo en cuenta. Hay otros temas , como el de los contenedores, que no es sólo un problema de Terrassa o el de los animales de compañía, como los perros, un tema en el que la ciudad parece estar dividida en dos. Ha de haber una convivencia, pero todos han de poner de su parte.
¿Cuáles son los principales puntos de su proyecto?
El más importante es escuchar a las personas. Y promocionar lo de los derechos humanos, porque hace falta conocimiento en este sentido. La ciudad se ha convertido en algo “glocal”, un concepto que viene de global y local.
¿Algún punto que considera más importante?
La ordenanza de transparencia la hemos de poner en marcha. Hay que intentar que la administración y sus empresas municipales sean transparentes. La Síndica es la primera que ha de ser transparente. Y por eso, uno de los requisitos, es tener su propia página web, en la que se explique lo que cobro, lo que hago y las memorias que se vayan publicando.
¿Alguna novedad que le haga especial ilusión para aplicarla en este nuevo mandato?
Me gustaría instaurar la ventanilla única. Los ciudadanos no han de saber dónde han de ir para quejarse de algo. Si vienen a quejarse de algo, hay que saber enviarlos al lugar adecuado y darles una solución y que no den vueltas.Y también ha de quedar claro que el Síndic no sirve para quitar las multas.