Eran ya unos cuantos días. Demasiados días sin ver a José, el vecino de 76 años del 1º 1ª. Lo que más escamó a los vecinos fueron las luces encendidas. Demasiados días con las luces prendidas. El jueves por la tarde alguien, inquieto, llamó a los servicios de emergencias. Acudieron bomberos y agentes de los Mossos d’Esquadra. En el piso de José, en la calle de Ausiàs Marc, en Ca n’Aurell, descubrieron el cadáver. José había sido apuñalado.
Los bomberos recibieron el aviso a las 5.23 de la tarde. Se reclamaba su intervención para abrir la puerta de un domicilio por si a su morador, un hombre de edad avanzada, le había ocurrido algo. Actuaciones como esa son corrientes en el trabajo diario de Bombers. Algunas veces se encuentran al morador dormido o herido por una caída, o no lo encuentran porque no está en casa y todo pasa por una falsa alarma. Esta vez el pálpito se hundía en razones sobradas. Los vecinos no veían a José A. C. desde hacía días, algo raro. Lo más raro, acaso, fue que las luces de la vivienda de José estaban encendidas. Y llevaban tiempo así. Una vecina explicó ayer a este diario que vio iluminado el piso, al menos, el martes y el miércoles.
Sí, se veía la luz prendida de manera ininterrumpida, dijeron a los mossos. Una dotación de la policía autonómica se dirigió junto a una unidad de bomberos a la calle de Ausiàs Marc, al número 5, en el tramo comprendido entre la calle de Pitàgores y la de Pi i Margall. Enfrente está el instituto Terrassa.
El bloque de pisos es de cuatro plantas. Se compone de ocho viviendas. Franqueada la puerta principal, bomberos y mossos ascendieron hasta el primer piso, que en realidad está en la segunda planta porque los bajos ocupan una suerte de entresuelo.
Nadie contestaba al timbre. Los servicios de emergencias se resolvieron a entrar para comprobar si José, el vecino mayor de una comunidad compuesta sobre todo por familias, por parejas con hijos, estaba en su hogar, si le había pasado algo. Los bomberos abrieron la puerta del piso y entraron. Detrás, unos mossos.
El interior del domicilio estaba revuelto, según indicaron fuentes próximas a la investigación. En una de las estancias se hallaba José, muerto. La etiología del fallecimiento no era natural. El cuerpo mostraba signos evidentes de violencia. Algunas informaciones apuntaron que el hombre había sufrido un golpe en la cabeza, pero fuentes de la investigación señalaron que fue apuñalado.
Seguramente llevaba muerto unos tres días. Los mossos del Àrea Bàsica Policial (ABP) de Terrassa que vieron el cuerpo y sus señales, y cómo estaba la vivienda, comunicaron el hallazgo a su sala de comunicaciones y el caso quedó en manos de policías especializados en homicidios. Fue el Àrea d’Investigació Criminal de la Regió Metropolitana Nord la que se hizo cargo de las indagaciones.
Escena del crimen
Poco después llegaron agentes y más agentes. Ataviados con mono blanco, los de la policía científica escudriñaron el piso. Ya entrada la noche, una comisión judicial autorizó el levantamiento del cadáver y su traslado al instituto de medicina legal y ciencias forenses, en la Ciudad de la Justicia de Barcelona, para la realización de la autopsia.
El piso estaba ayer precintado. Por la tarde, sin embargo, varios mossos seguían dentro, seguramente procesando palmo a palmo la escena del crimen. Según sus vecinos, José vivía solo. Tenía hijos, estaba separado y desde el 2003, cuando se levantó el edificio, habitaba solo la vivienda donde fue asesinado a puñaladas. La hipótesis del robo parece la más sólida en las primeras diligencias.