La capilla que es su casa desde hace una docena de años se les ha quedado pequeña. Es un local de alquiler en los bajos de un edificio de viviendas en la calle del Camí de Castellar, en Sant Pere. Los mormones de Terrassa se mudarán en un año y medio. Ese es el plazo previsto para las obras de la nueva iglesia que esta confesión cristiana levantará en Torre-sana, en la esquina de la calle de Guipúscoa con la de Àlaba. Hoy celebrarán la colocación de la primera piedra de un templo que tendrá tres plantas y una superficie de 1.325 metros cuadrados útiles.
El acto empezará a las once de la mañana y está prevista la presencia del alcalde, Alfredo Vega, y de Enric Vendrell, director general d’Afers Religiosos de la Generalitat. Se enterrarán monedas de curso legal y periódicos del día en una cápsula que, en este caso, incluirá también "El libro de Mormón", uno de los textos sagrados de esta religión con amplio predicamento en los Estados Unidos pero aún desconocida (e incomprendida) para muchos en España.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que así se llama la confesión, ha adquirido el terreno en el que edificará su capilla, como llaman a su templo porque, en su terminología, los templos corresponden a territorios con más fieles. "Las capillas son como escuelas. Los templos, como la universidad", resume María del Carme Serrano, una de las fieles más veteranas. La capilla de Torre-sana lucirá una imagen muy semejante a las de edificios similares construidos en los Estados Unidos. El patio, muy amplio, será aparcamiento los días de culto y durante la semana será espacio polideportivo "abierto a la comunidad", destaca la iglesia.
La primera planta se dedicará a sala social. La segunda, a espacios para impartir clases. La tercera, a las reuniones sacramentales, a los oficios de los domingos; a la Santa Cena, que es como la Eucaristía para los católicos. En la Santa Cena se acepta el sacrificio de Jesucristo y se obtiene su perdón. Se come pan y se bebe agua, pues los mormones ni toman alcohol, ni café, ni té. Ni fuman, por supuesto.
Diezmo
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es autosuficiente, recuerda Carme Gutiérrez, responsable de asuntos públicos de la congregación. Todos los miembros de la confesión del mundo (son unos quince millones) donan el diezmo (el diez por ciento de su salario) para sufragar los gastos de sus capillas y las donaciones conocidas como "ofrendas de ayuno" se destinan a socorrer a menesterosos. De hecho, la "sociedad de socorros" es una de las vertientes más relevantes de cada congregación.
Sólo los varones mayores de 12 años pueden ejercer el sacerdocio y cada barrio (suerte de diócesis local con más de cien miembros) está encabezado por un obispo, cargo sin remunerar y renovable, en principio, cada cinco años. La designación la elige el profeta del momento (como el Papa de esta confesión), que vive en Salt Lake City, en Utah, de una terna propuesta por el presidente de la estaca, unidad que agrupa a cinco barrios. Las mujeres no ejercen el sacerdocio; sin embargo, "tienen muchas responsabilidades", apunta Carme Gutiérrez. Pueden ser misioneras, como los hombres. La congregación de Terrassa cuenta con unos cuatrocientos miembros, si bien son unos 150 los activos, los que acuden a las reuniones sacramentales de manera regular. Y alrededor del 70 por ciento son de origen hispanoamericano.
La revelación continua
"Creemos en la revelación continua, en que Dios sigue hablando a los hombres, en que siempre tiene algo que decirnos. El obispo, por ejemplo, puede recibir una revelación concreta sobre Terrassa", cuenta Xavi Real, joven miembro de la congregación. Para los mormones, Dios, Jesús y el Espíritu Santo son tres entes distintos.
Creen "en la restauración", en aquello que enseñó Jesús "cuando estuvo en la Tierra", en sus revelaciones a profetas modernos como Joseph Smith, en los doce apóstoles, en que todos los miembros varones pueden ser sacerdotes. Son santos, porque para ellos "santo" es aquel que se empeña en ser mejor persona cada día. No adoran a ídolos y en la capilla actual no hay ni crucifijos. Consideran su iglesia heredera de la original instaurada por Jesús. Practican el bautismo por inmersión y no creen en el pecado original. Y no, no son polígamos.