Este fin de semana las pastelerías y panaderías de la ciudad venderán, como es tradición, el popular "tortell de Reis", un producto elaborado de forma artesanal sin colorantes ni conservantes ni componentes artificiales que presidirá la despedida de las fiestas navideñas. Los catalanes consumirán este año más de 900.000 "tortells".
El Gremi de Pastisseria de Barcelona prevé un ligero crecimiento de las ventas respecto a años anteriores, ya que este 2018 la fiesta es en fin de semana, y por lo tanto, los días de venta y consumo pueden alargarse. Según sus cálculos, se venderán alrededor de 910.000 roscones de Reyes en toda Catalunya, cerca de 600.000 en Barcelona y provincia, lo que representa un 2% más que el año pasado.
El presidente del gremio, el pastelero Elies Miró, comenta con optimismo que "llevamos ya dos años de crecimiento de ventas. Lo atribuimos a la recuperación económica y, sobre todo, a una revalorización evidente del producto artesano, más saludable, sin conservantes ni colorantes artificiales y recién elaborado". El popular roscón de mazapán, decorado con frutas confitadas o relleno de nata o crema es un producto saludable. Los dulces como el "tortell" consumidos de forma moderada no perjudican la salud del corazón ni provocan colesterol como indicábamos por error en el pie de foto de la página de salud de este jueves. Todos los ingredientes que se utilizan son frescos y de calidad y la elaboración es manual. La mayoría de pasteleros los elaboran la misma noche de Reyes para que los clientes puedan comerlos recién hechos el día 6, para conmemorar la festividad católica de la llegada de los Reyes Magos. La costumbre de comer este dulce se remonta a tiempos ancestrales. Se cree que su origen puede encontrarse en las fiestas de invierno que hacían los romanos, donde se servían unas cocas con higos, dátiles y miel.
El "tortell de Reis" es uno de los dulces de Navidad que se mantiene más arraigado a la tradición, tanto en formatos con en presentaciones. El de mazapán volverá a ser el más venido, aunque cada año crecen las ventas de roscones con varios rellenos (nata, crema, trufa, etc.). Hay pocas innovaciones pero sí una cierta adaptación a las nuevas tendencias en el consumo, como la aparición de tamaños más pequeños para adaptarse a todo tipo de familias (se pueden encontrar desde cuatro tamaños y pesos distintos hasta una docena) y la reducción de la proporción de azúcar. En cuanto a los precios, el Gremi de Pastissers de Barcelona calcula que, de media, el precio de un roscón artesanal para 4 o 6 personas se mantiene entre los 20 y los 25 euros.
