El martes 12 de diciembre, hace apenas tres días, se cumplían diez años de la muerte de Josep Guinovart, artista que, de seguir con vida, hubiera cumplido 90 años en este 2017. El aniversario ha supuesto el pistoletazo de salida a todo un conjunto de actividades que se engloban dentro del “Any Guinovart”, impulsado por la Fundació Privada Espai Guinovart Agramunt, y que se prolongará hasta 2019.
Una de las iniciativas de mayor relevancia es la exposición “Mestre d’amor”, inaugurada ayer en el Centre Cultural Terrassa y que se prolongará hasta el próximo 24 de febrero. Las obras que ocupan desde ayer las salas 3 y 4 del Centre Cultural van desde creaciones muy primerizas hasta las más recientes, y suponen un pormenorizado repaso de toda la iconografía erótica del autor. De este modo, conviven una selección de obras de finales de los 40, figurativas y realistas, con otras realizadas ya en el siglo XXI.
La muestra, tal como explica el comisario del “Any Guinovart”, el escritor y crítico de arte Àlex Susanna, “abarca todas las facetas técnicas que cultivó Guinovart”, y dan como fruto “una exposición totalmente extraordinaria; quien no conozca a Guino recibirá toda la vitalidad y la fuerza de su obra.”
Susanna considera el erotismo como “una de las pulsiones básicas del arte, en la medida que lo es también de la vida.” El erotismo se enmarca además en “la extraordinaria diversidad de intereses del artista, entre las que el erotismo fue una de las principales.” Otro dato relevante que se ocupó en subrayar es que en esta exposición figuran “auténticas obras maestras” de su producción, y una muestra clarificadora de “la manera como interactuaba con la realidad.”
Los cuadros de Guinovart incorporan elementos tan insólitos y dispares como paletas de pintor, cascos, o incluso trigo, entre otros elementos “procedentes del ámbito agrícola que recicla y a los que otorga una nueva vida.”
Sus referencias al erotismo son más bien explícitas, con las representaciones de los órganos masculino y femenino y que dan idea de “una vitalidad dichosa, con mucho sentido del humor” (algo que se hace obvio, por ejemplo, en sus fálicos botijos.)
Erotismo no carnal
Maria Guinovart, hija del artista, presidenta de su fundación y comisaria de la exposición, opina que estamos ante un erotismo “no explícitamente carnal”, y que incide en su cualidad como “alquimista”, como transformador de objetos como los botijos o farolillos eróticos que dan idea de “un Guinovart que festeja la vida.”
Guinovart también subraya el carácter didáctico de la muestra, especialmente pensado para las visitas escolares en el marco del programa “Exploradors de l’Art.” De este modo “Mestre d’amor” agrupa no sólo lienzos, escultura e incluso un mural de grandes dimensiones nunca antes expuesto, sino también grabados, litografías y serigrafías, perfectamente agrupadas y explicadas para que sean bien distinguibles por los visitantes.
Maria Guinovart ha agradecido la buena predisposición del Centre Cultural, a la hora de dar carta blanca y de “no asustarse ante el Guinovart más erótico.”
Esto ha permitido que llegue a Terrassa “una de las exposiciones más buenas del Any Guinovart’, de las más intensas y más desnudas, una excelente puerta de entrada” a la obra del artista, a juicio de Susanna. A grandes rasgos es “una obra muy difícil de encasillar , lo que da idea de su energía y creatividad, de su reinvención constante. No paró nunca de dialogar con la vida y con la realidad que le rodeaba”, puntualiza Susanna. Y siempre lo ha hecho, en opinión de su hija, a través de “dos de los motores del ser humano, el sexo y el pensamiento.”
Quince exposiciones
La conmemoración del décimo aniversario del fallecimiento de unos de los artistas catalanes más relevantes del siglo XX ha arrancado con fuerza esta misma semana. Sin ir más lejos, el martes se inaugurí en el museo de Hospitalet Harmonia la muestra “Temps de cartells.” El mismo día, el Ayuntamiento de Barcelona bautizó como Sala Guinovart a una de sus salas de reuniones, donde se exhibe una de las obras del artista.
El año que se dedica a la reivindicación de la figura de un artista que durante más de setenta años cultivó la pintura, la escultura, el grabado, la ilustración, la escenografía y el cartelismo se vertebra especialmente en torno de quince exposiciones que darán cuenta de su obra desde diferentes perspectivas. La culminación se producirá con las última de las exposiciones programadas, en la Fundació Vila Casas (a principios de 2019) con una gran retrospectiva del artista comisariada por Llucià Homs y Marko Daniel (director de la Fundació Miró), con 500 obras.