Terrassa

La feria de la ilusión

Con el mismo espíritu que hace 76 años. Así están viviendo los egarenses la actual edición de la Fira de Santa Llúcia, una cita que forma parte de la tradición navideña de muchos pueblos y ciudades como Terrassa.

Esta costumbre tiene su origen en vendedores que ofrecían todo tipo de hierbas y remedios naturales en el pórtico de la Catedral del Sant Esperit. Al principio, apenas eran dos o tres las personas que extendían su mercancía en el suelo, a las puertas de la iglesia, pero la feria ha ido evolucionando y ampliándose. Este año cuenta con 16 paradas y, de nuevo, ofrece todo lo necesario para decorar la Navidad: figuras y demás materiales para el pesebre, árboles, los populares ‘tió’, panderetas, vestidos de pastorcillo y de Papá Noel, plantas típicas de estas fechas y todo tipo de ornamentación.

Desde el día 1
El certamen lleva el nombre de la patrona de las modistas y las costureras, una figura imprescindible en la historia reciente de la Terrassa más industrial. Históricamente, el 8 de diciembre era el día en que se estrenaban las prendas de abrigo y por aquellas fechas se inauguraban las ferias de Santa Llúcia, en la Plaça Vella. Este año, tras algunos días dedicados a la instalación de los puestos de venta, el 1 de diciembre los paradistas levantaron el toldo de sus casetas para mostrar los productos más esperados de la temporada.

Se trata de una de las costumbres más esperadas por los terrassenses, un motivo más que suficiente para salir a pasear, visitar la feria y comprar aquella figurita del pesebre o aquella planta que nos hace falta para decorar la casa. Muchos terrassenses ya lo han hecho esta semana. El jueves por la tarde había una gran afluencia de gente; muchas familias con niños pequeños paseaban entre paradas. Algunos padres negociaban con sus hijos cuántas figuritas comprar. Algunos sólo preguntaban; otros acababan comprando.

En este sentido, los paradistas no coinciden cuando se les pregunta por las ventas de este año. Mientras que algunos explican que están vendiendo más que en ocasiones anteriores, otros cuentan que el ritmo es similar al de otros años. También hay, pero, quien comenta que las ventas han bajado respecto al año pasado. "Parece que hayamos vuelto a los primeros años de la crisis económica. Aún así, es pronto para hacer predicciones. A lo mejor la gente se anima a comprar más durante los próximos días. Hasta que la feria no termine no podremos sacar ninguna conclusión", señala Montserrat Nieto, que este año hace ya 53 que sitúa su comercio en el municipio egarense.

La suya es una de las paradas que atrae a más gente. "Se puede encontrar de todo, desde lo más sencillo a cosas más caras. Cada persona compra según sus posibilidades", comenta Nieto, que señala que nacimientos y ‘caganers’ son los reyes de este comercio. "La feria mantiene el mismo espíritu que en sus inicios. El producto ha evolucionado un poco y ha mejorado en calidad pero la esencia sigue intacta. Es la feria de la ilusión, tanto para los niños como para los adultos y si algún día desaparece, se perderá una tradición muy importante", opina Nieto.

El mercado atesora feriantes fieles a esta cita en Terrassa, pero también hay comerciantes que hace pocos años que instalan su parada en la ciudad. Es el caso de Núria Cabarrús, que participa en la feria por tercera vez. En su parada se pueden adquirir abetos, flores y plantas. Este año, el muérdago encabeza la lista de vendas aunque "los árboles también se están vendiendo muy bien".

Tradición
En otra de las paradas, los reyes son los productos tradicionales catalanes, tales como los ‘tió’ y las ‘barretinas’. Sin embargo, también pueden encontrarse cucharas de madera, dedales y ‘espardenyes’. Maite Rodríguez, responsable de este comercio, también explica, como Nieto, que la feria no ha cambiado casi nada, que los paradistas son casi siempre los mismos y que los productos también. Y es que este es un mercado tradicional, como lo es la celebración de la Navidad, una fiesta que sin abetos, postales, el Belén y toda clase de adornos no sería la misma. Y que mejor que la Fira de Santa Llúcia para adquirir todo este material que ayuda a crear un ambiente acogedor y familiar en cada uno de los hogares.

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