El Ayuntamiento analizará la presencia de partículas de amianto en el agua de consumo de la ciudad, acatando así las conclusiones de un informe externo que recomienda la realización de ocho analíticas anuales para analizar los niveles de amianto en las tuberías. La sugerencia la realiza la empresa PW Advisory & Capital Services, dedicada a prestar servicios en el ámbito del sector del agua, a quien el Consistorio encargó la realización de un protocolo para el recuento total de partículas en suspensión, en general, y de amianto, en particular, en la red de distribución del agua de la ciudad.
El teniente de alcalde de Territorio y Sostenibilidad, Marc Armengol, afirma que el Consistorio asumirá, de momento, las recomendaciones del informe, aunque no puede garantizar que las analíticas se lleven a cabo todos los años. Irá en función de la disponibilidad presupuestaria.
La realización de este estudio obedece a una propuesta de resolución, presentada por C’s, en la que pedía la elaboración sistemática de analíticas externas para determinar la presencia de determinadas partículas, entre ellas el amianto, en la red de distribución del agua.
En sus conclusiones, el informe deja claro que la realización de las analíticas no es obligatorio ni se realiza de forma periódica en la mayoría de ciudades puesto que "no existen evidencias de que la presencia de amianto en el agua resulte perjudicial para la salud". Así lo determina la Organización Mundial de la Salud (OMS), por ejemplo, que no considera la cantidad de las fibras de amianto un parámetro de control de la calidad del agua para el consumo humano y tampoco fija, al igual que no lo hacen las directivas europeas, un valor límite para este parámetro.
Sustitución progresiva
Sin embargo, esta y otras organizaciones europeas, así como el propio Gobierno, recomiendan la sustitución de las tuberías de fibrocemento de forma "progresiva", vinculándolo a la finalización de la vida útil de la infraestructura. La recomendación obedece a que la liberación de fibras de amianto en el aire sí resulta perjudicial para la salud; es causa de enfermedades pulmonares.
PW explica que en las tuberías de agua, el amianto se encuentra en el interior de la cañería, es decir, no está en contacto con el agua que circula por su interior. La liberación de fibras de amianto en el agua se debe, principalmente, al deterioro de estas tuberías debido a la exposición prolongada a aguas agresivas que originen la erosión de los conductos. Pero, además, la potencial liberación de esta fibras no supone riesgo para la salud, concluye la OMS.
A pesar de que no son obligatorios, y dada la petición del Ayuntamiento, la empresa PW propone la realización de ocho análisis anuales en distintos puntos de la red con un coste total que varía, en función del laboratorio consultado, entre los dos mil y los cinco mil euros. C’s, impulsora de la medida, está de acuerdo con el protocolo aunque ha pedido más detalles sobre la metodología de recolección de las pruebas. El partido naranja considera que, aunque no hay peligro para la salud, es bueno que se planifique la sustitución paulatina, sin prisas, de las tuberías de amianto.
En España, alrededor del 20% de las tuberías del agua son de fibrocemento, pero en el caso de Terrassa la cifra se duplica hasta llegar al 40%. La red de suministro local está compuesta por 600 kilómetros lineales de conducciones, muy por encima de la media de las áreas metropolitanas.
Según explica el propio Ayuntamiento, en los últimos años, gran parte de las averías que se han ocasionado en la red de distribución han tenido lugar en los tramos de red de fibrocemento y, mayoritariamente, en las zonas de Can Boada, Can Poal y en la zona alta de La Grípia.
A raíz de estos datos y de que no son pruebas obligatorias, PW considera adecuado realizar ocho análisis al año en distintos puntos de la red (teniendo en cuenta las zonas en que ésta se divide y el índice de averías), aunque admite que es una cantidad orientativa y que el número final puede variar en función de la decisión del Ayuntamiento.