Jugaban a papás y mamás y a médicos y enfermeras. Jugar era mero pretexto para los abusos de papá a sus pequeñas. Papá se vestía con ropa interior de mujer y de esa guisa obligaba a una de sus hijas, de 6 años, a decirle obscenidades de alto voltaje, y abusaba otra vez de ella en esa cristalización de sus fantasías. Todo eso y más cosas, como mostrar vídeos pornográficos, hacía presuntamente papá, según un escrito de la Fiscalía que reclama su condena a dieciocho años y nueve meses de prisión.
El juzgado de instrucción número 3 de Terrassa empezó a investigar el caso el año pasado. Ese órgano instruyó el sumario, pero fue el juzgado de instrucción número 2 el que, el 21 de mayo del 2016, dictó el auto que adoptaba medidas cautelares: prohibía al acusado acercarse a menos de mil metros de sus tres hijos menores; de sus colegios, de los lugares cualesquiera en los que se encontrasen. No podía comunicarse con ellos, ni por medio de terceras personas. Si prospera la tesis del fiscal, cuando haya sentencia firme perderá la patria potestad.
Los hechos empezaron en el área de Terrassa, pero continuaron en Barcelona. Se sucedieron entre el 2009 y el 2016, tanto cuando la familia vivía unida aquí como cuando, una vez separados los padres, las niñas visitaban a su progenitor en el domicilio al que este se había trasladado en la Ciudad Condal.
Una de las hijas contaba 9 ó 10 años cuando, a lo largo del año 2009, sufrió las vejaciones, según el Ministerio Fiscal. Jugaba con su padre a médicos y enfermeras y el acusado la besaba en los labios. En varias ocasiones, la manoseó por debajo de la ropa, tocándole el pecho, y llegó a acariciarle los genitales. El escrito de la Fiscalía afirma que, un día de octubre del 2012, el procesado lamió a la menor, que se despertó sobresaltada.
La otra niña, hija también del mismo individuo, tenía solo 6 años cuando, presuntamente, su padre le propuso el juego de papás y mamás para tumbarse junto a ella y tocarla. Le enseñaba el pene y le pedía que le besara, y la obligaba a ver vídeos porno para que la pequeña supiera cómo se practicaban actos sexuales.
Y una vez, según el fiscal, el progenitor se vistió con ropa interior femenina y, así ataviado, forzó a la cría a tocarle el miembro por encima de las bragas que él mismo se había puesto. La conminó a decirle tacos y obscenidades mientras él se masturbaba y la instaba a que le realizase caricias en sus partes.
Una vez, tiempo después, en enero del 2016, el procesado desnudó a su hija, la besó, la toqueteó. Ella le imploró que parase, que le hacía daño. "No te preocupes, con el tiempo no te dolerá y te gustará", le replicó él, siempre según el Ministerio Público. Y se puso encima de la menor, frotándose con ella. Y la obligaba a hacerle felaciones.
El juicio
El fiscal habla de "ánimo libinoso", de actos de abusos perpetrados por el hombre "de forma habitual", de acciones encaminadas a satisfacer "su instinto sexual".
La Audiencia Provincial de Barcelona ha señalado el juicio para el próximo miércoles. La acusación pública ha solicitado que una de las víctimas declare en una dependencia aneja a la sala de vistas, a fin de evitar que se vea con el procesado, y que la otra no declare si no es imprescindible su testimonio. Si el tribunal decide que sí debe comparecer, el fiscal pide que también lo haga en una dependencia anexa, para impedir la confrontación visual con su padre. Al menos dos psicólogos han sido citados al juicio, a celebrar en la sección 20 de la Audiencia Provincial.
Tres delitos
En sus conclusiones provisionales, el Ministerio Público considera que el progenitor, de origen peruano, es culpable de dos delitos continuados de abusos sexuales y de uno de exhibicionismo.
Por uno de los abusos continuados pide una pena de seis años de prisión, más diez de libertad vigilada y diez de prohibición de acercamiento. Por el otro delito sexual, reclama doce años de cárcel, más las mismas medidas de libertad vigilada y alejamiento. Por el exhibicionismo, nueve meses de prisión. A la privación de la patria potestad, el fiscal suma una petición de indemnización de 30.000 euros, 15.000 para cada hija, "por los daños morales sufridos".