El gobierno del cambio parece cada vez más lejos. A poco más de 24 horas del pleno que debe investir al nuevo alcalde de la ciudad, los partidos que pueden configurar esa mayoría alternativa no se ponen de acuerdo sobre cuál debe ser su papel. TeC ha vuelto a cerrar la puerta del ejecutivo al PDeCAT, aunque, suavizando las formas, le ofrecen asumir algunas de sus propuestas programáticas si se quedan en la oposición (donde le anticipan una papel "relevante") y le otorgan sus tres votos para convertir a Xavier Matilla, el líder de los comunes, en el nuevo primer edil de Terrassa.
La fragmentación del voto resultante de las pasadas elecciones municipales de 2015 ya ha tenido ocasión de revelarse como un factor determinante en la gobernabilidad de la ciudad en lo que llevamos de mandato. Pero en este momento, con el Ayuntamiento atravesando una de las crisis institucionales más importantes en la historia democrática del país, se está demostrando decisiva para frenar la alternativa al PSC. Aún todo puede pasar y ninguna formación da nada por asegurado. De hecho, hasta mañana mismo, día del pleno de investidura, nadie renuncia a un cambio de opinión (eso sí, de la formación de al lado) que le permita alcanzar sus objetivos. Pero lo cierto es que a escasas horas de votarse el nuevo alcalde, el gobierno del cambio se antoja harto complicado. Aún así, no existe certeza ninguna de quién se hará con la vara de mando.
TeC, ERC y CUP
Por un lado, parece claro que el bloque formado por TeC, ERC, PDeCAT y CUP (que suman 14 ediles, por tanto, mayoría absoluta) no compartirá gobierno. La alternativa sólida al PSC se desvanece. TeC, que es quien ostentaría la alcaldía en ese hipotético ejecutivo, insistió ayer en que está dispuesta a pactar con ERC (estarían en minoría, con un total de diez ediles) y asumir las propuestas programáticas que le ha hecho llegar la CUP, que, de esta forma, estaría dispuesta a apoyar la investidura de Matilla y a que su única edil respalde al gobierno, probablemente, desde la oposición.
En cambio, los comunes han vuelto a cerrar la puerta a la incorporación del PDeCAT. A esta formación le piden "máxima generosidad, responsabilidad y coherencia con los dos años y medio que ha estado gobernando". Es decir, están dispuestos a asumir también propuestas de los neoconvergentes a cambio de que respalden la investidura de Matilla y a este posible gobierno bipartito desde la oposición. El líder de los comunes insiste en que, con esta fórmula, el PDeCAT tiene en sus manos la "oportunidad" de facilitar el cambio y "ser creíbles" ya que acaban de salir de un gobierno con el PSC, es decir, de dar apoyo a la "continuidad" durante estos dos últimos años y medio. Desde la oposición, señala Matilla, "también se construye ciudad".
Tres votos muy necesarios
De hecho, augura al PDeCAT un papel "relevante" en la oposición ya que sus tres ediles serán decisivos para contar con mayoría absoluta y poder así tirar adelante asuntos decisivos para Terrassa. "Gobierne quien gobierne, parece claro que estará en minoría, por lo que habrá que trabajar por alcanzar acuerdos en un espacio más amplio que el del propio ejecutivo", explica el líder de TeC.
Está por ver si el PDeCAT acepta las concesiones solicitadas por TeC. El jueves pasado, su líder, Miquel Sàmper, abrió la puerta a que así fuera. En cambio, la militancia no lo vio igual de claro, lo que motivó la celebración de una asamblea extraordinaria, el sábado, en la que contrariamente a lo que era de esperar, no se tomó una decisión sobre el respaldo a TeC. Los militantes se han emplazada a una nueva reunión, esta noche, para fijar la postura del PDeCAT.
TeC asegura que lamenta tener que posicionarse en una lógica en la que las siglas de cada formación pesan tanto. Matilla afirma que su propuesta de gobierno de consenso (que pretendía aglutinar a cinco formaciones; entre ellas, PSC y PDeCAT) pretendía superar la "dinámica de bloques" y poner en marcha un ejecutivo acorde a esta situación de "excepcionalidad" que vive Terrassa y Catalunya. El rechazo de todos los grupos interpelados a este gobierno de concentración, argumenta Matilla, les aboca "a volver a hablar desde una lógica del cambio en la que la mochila de cada uno es importante". Matilla lo resume así: "Si no es posible un gobierno de consenso, debemos ser coherentes con lo que hemos defendido estos dos años y medio y nos resulta muy complicado gobernar con las formaciones que hasta ahora han impedido el cambio, como son PSC y PDeCAT".
ERC trata de presionar hasta el último minuto, consciente de que la dimisión del alcalde, Jordi Ballart, y la anunciada renuncia de otros cinco ediles socialistas, supone "la oportunidad de las oportunidades" para arrebatarle el gobierno al PSC, después de 38 años. Ayer, a través de un comunicado recordaba que se necesitan 14 votos para hacer realidad el gobierno del cambio, que en este momento cuenta con los once votos que dan TeC, ERC y CUP, pero faltan los tres del PDeCAT. Emplazaba a TeC y a PDeCAT a "que superen sus diferencias por el bien de la ciudad". De resultar insalvables, los republicanos anuncian que considerarán este acuerdo a tres "papel mojado, al perder toda su efectividad para propiciar el cambio en la ciudad".
¿Un gobierno de nueve?
El enconamiento entre TeC y PDeCAT acerca al socialista Alfredo Vega a la alcaldía. El suyo sería un gobierno en minoría con nueve concejales, un escenario que todos admiten que no es el aconsejable para una ciudad como Terrassa, pero el que parece, hoy por hoy, más probable. Los socialistas han tratado de acercar posturas con los comunes, que les han trasladado su negativa a compartir gobierno. Según TeC, se han mantenido contactos desde la "cordialidad", pero los dos grupos han entendido que el contexto de cada uno les lleva a posiciones que ahora no hallan punto de confluencia.