En apenas una hora la inmensa mayoría de ollas del Festival de Sopes del Món quedaron vacías, de tan sabrosas y de tantos asistentes a este singular encuentro que la asociación de vecinos de Torre-sana organiza cada año, y con éste sumaron once, en el Parc de Guernika. Sobre las 11.30 de la mañana comenzaron los preparativos, y a la una de la tarde los visitantes ya podían recoger en el puesto de la asociación el tazo con el que degustar cualquier sopa que desearan. Tenían 31 para escoger. "Y todas gratis", subrayó a este diario la presidenta de Torre-sana, Ruth Hibernon. En Sopes del Món todo se hace por amor al arte y a la sopa, artífice de una jornada de convivencia y con un gran ambiente. "Los participantes son todos voluntarios (reciben solo quince euros de subvención por sopa), y tanto particulares como asociaciones."
Multiculturalidad
Entre seiscientas y setecientas personas pasaron por el festival, según la organización, que señala el aumento del número de sopas, y las variadas procedencias de los cocineros, invitados por los contactos de la asociación con entidades. Alguna tan sorprendente como el Centre Català de Luxemburg, que ofreció la "bouneschlupp", una luxemburguesa de judías verdes.
Muchos visitantes repitieron la sopa de cebolla que servía Oriol Vicente junior, de Castellar del Vallès, sirviéndose de una receta francesa del siglo XVII. "Vino blanco, cebolla de Figueres, harina, caldo", era el secreto. "Me habrá costado todo unos doce euros, para cuarenta raciones." Era su primera vez en Sopes del Món, "pero mi hermana, mi padre, la mujer de mi padre, llevan años viniendo, sencillamente porque se lo pasan bien,y me han convencido a venir con esta sopa, la que hago normalmente en casa".
Rahma y Alí ofrecían la sopa Harira, marroquí. "Carne, garbanzos, fideos, apio, cebolla y salsa de tomate." Participan cada año "porque somos multiculturales y queremos integrarnos en la sociedad, y para que la gente conozca la comida de otros países y la pluralidad de la sociedad catalana y española", nos dijo una alborozada Marian, hija de la cocinera de la Harira, Rahma.
En la mesa de la Associació Coordinadora de Ajuda Unida (Acau) podía degustarse la sopa Cazuela, típica de Chile, elaborada por Durga Heredia Soto, una terrassense originaria de este país sudamericano. "Queso, maiz, patatas, judías verdes, pimientos rojos, sopa, ‘pebre’ (una salsa de cilantro), cebolla, pimiento, ajo y tomate", es la fórmula. "Su elaboración me ha empleado una hora. Me han salido cincuenta raciones, que se han acabado muy rápidamente."
También pudieron degustarse caldos de guisante, ajo, de "hueso de Nicaragua", dominicanas, castellanas, andaluzas, y de nombres tan intrigantes como "sopa de boda", "de la felicidad" o "de la lluvia". Ésta última la servía la Asociación Niños Desaparecidos de la Riada 1962. "150 gramos de leche de avena, 120 gramos de harina, un huevo, un pellizco de sal y aceite de olivo virgen extra para freír" era la receta. A las dos y cuarto de la tarde, con las ollas vacías, una fotografía de grupo todos los participantes y los organizadores ponía el punto final al XI Festival de Sopes del Món.