La alianza PSC-PDeCAT siempre ha sido más débil de lo que ambos protagonistas han querido admitir en público. A pesar de la lealtad que ambos han mantenido, que la ha habido, y la firmeza en la intención de transitar de la manera más tranquila posible por esta alianza, los dos partidos saben desde el inicio que va a ser muy difícil acabar juntos el mandato, pero, más aún, hacerlo sin magulladuras. Las discrepancias en ámbitos locales (en el modelo de gestión del agua, por ejemplo) no han sido tan obstáculo como lo está siendo el vector nacional. Las presiones sobre el alcalde socialista, Jordi Ballart, y sobre su socio, el soberanista Miquel Sàmper, proceden tanto de sus respectivos entornos ideológicos, las más duras, como desde posiciones rivales.
Esta semana será decisiva para el futuro del pacto de gobierno y de la propia gobernabilidad de la ciudad. El PDeCAT ha pospuesto hasta mañana, viernes, la deliberación sobre si rompen la alianza con los socialistas. Esta semana ha habido una reunión a escala nacional para fijar la postura del partido en aquellos municipios donde el PDeCAT gobierna con los socalistas catalanes si estos apoyan la intervención de la autonomía de Catalunya. De aquí que mañana sea el día decisivo, no solo para Catalunya, sino para Terrassa. El pleno del Senado aprobará las medidas redactadas por el Gobierno para activar el artículo 155 de la Constitución. Se sabe del apoyo de C’s y de PSOE, aunque se desconoce la postura de PSC y, concretamente, del único senador, el expresident José Montilla. De lo que digan y, sobre todo, hagan los socalistas catalanes dependerá si Terrassa continúa teniendo a Jordi Ballart como alcalde. El primer edil dijo hace tres semanas en una entrevista en exclusiva a Diari de Terrassa que si el PSOE apoyaba el 155 y el PSC no se desmarcaba de tal decisión abandonaría la militancia y dimitiría como alcalde. Para él, una decisión ética; para la oposición, del todo irresponsable.
Ni TeC ni ERC ven los beneficios de una dimisión de Ballart al frente de la tercera alcaldía más importante de Catalunya. Entienden que dejaría la ciudad empantanada y prácticamente debería darse por perdido el mandato cuando queda algo más de año y medio para que haya elecciones locales.
Una "imprudencia"
"Dejar la alcaldía es una irresponsabilidad porque generará una situación que en absoluto conviene a la ciudad", señala Xavier Matilla, líder de TeC, en un contexto como el actual donde "ya se ha perdido cierta normalidad en el funcionamiento del Ayuntamiento". El edil cree que lo más conveniente para Terrassa sería "recuperar el ritmo y volver a hablar de temas muy importantes para la ciudad, como son el agua o el planeamiento urbanístico, sin renunciar a las protestas". La decisión de Ballart, que la enmarca en un plano personal y no político, en caso de materializarse "generaría dificultad y desorden".
Matilla, por otro lado, admite que el primer edil puede ser "prisionero de sus palabras" y cree que llegado el caso del apoyo del PSC a la intervención de la Generalitat "tiene sentido que deje el partido, aún más, cuando ha adquirido ese compromiso públicamente".
Irresponsabilidad también es el primer calificativo empleado por Isaac Albert, de ERC: "Dimitir es irresponsable, teniendo en cuenta que Terrassa no es una ciudad cualquiera y que tiene por delante asuntos tan importantes como la gestión directa del agua", considera. El republicano prosigue: "No tengo ningún interés en hacer dimitir a nadie. Por responsabilidad no le pediría que dejase la alcaldía por unas declaraciones fuera de lugar, pero si tiene el convencimiento político y personal de hacerlo, me parece una irresponsabilidad".
La marcha de Ballart generaría un "vacío de poder importante", más aún cuando hay otros ediles socialistas que estarían dispuestos a seguir al primer edil y dejar su asiento en el pleno.
No sólo ven imprudente esta dimisión en dos grupos de la oposición que podrían ser decisivos en garantizar la gobernabilidad de la ciudad, sino que también lo ven así sectores del PSC. Miembros de su entorno político no comparten la decisión de Ballart y abogan claramente por su continuidad.
Lo cierto es que, más allá de valorar tan negativamente el anuncio del alcalde, son pocos los que creen que finalmente cumplirá su palabra. "No hemos valorado la posibilidad de dimisión de Ballart con una lógica de que eso pueda pasar con cierta certeza", asegura Matilla. Aunque la oposición no ha analizado seriamente y en profundidad qué escenarios se abrirían, y en cuáles estarían dispuestos a participar, de producirse tal renuncia o la ruptura del bipartito sí apuntan algunas posibilidades.
Sobre la mesa siempre aparece el pacto buscado en 2015, cuando TeC y ERC pretendían ser la alternativa de gobierno al PSC junto al PDeCAT. Este tripartito no sería ahora la primera opción para los comunes: "No cerramos ninguna puerta ni vetamos a ningún partido, pero no contemplamos, de entrada, un pacto con el PDeCAT", sostiene Matilla. Compartir gobierno con los neoconvergentes "sería muy difícil" por tener posturas distintas en temas capitales como la gestión del agua. Aún así, "no hay nada predeterminado, conscientes de que queda muy poco tiempo de mandato", prosigue.
Para TeC, sus posibles alianzas o apoyos concretos, si fuera el caso de respaldar a un PSC en clara minoría, se basarán en el "proyecto de ciudad y no sólo en la lógica nacional". En cualquier escenario: "En un nuevo mapa de la gobernabilidad priorizaríamos hablar de temas de ciudad, de políticas concretas. No puede ser que los nuevos equilibrios se materialicen solamente con una lógica en clave nacional", apunta Matilla.
La "habilidad" del PSC
Si el alcalde se va o si el PDeCAT abandona el gobierno local, ERC está dispuesta a "buscar alternativas porque la ciudad se tiene que gobernar y necesita estabilidad", explica Albert, pero insiste en que "el actual gobierno, y el PSC en concreto, no solo no soluciona los problemas de la ciudad, sino que tiene una habilidad extraordinaria de crear más problemas y generárselos a sí mismo". El edil republicano contempla la posibilidad de que Ballart abandone el PSC, pero se mantenga como alcalde. Si eso sucede, "aunque la presión, por parte de los suyos, no del sector independentista, será mucho más dura de soportar que la que dice tener ahora", Albert está dispuesto a respaldarle. "Si decide dejar el partido y mantenerse en la alcaldía, estoy dispuesto a hablar de todo, a darle cobertura para que la ciudad tire adelante", resume Albert, quien a renglón seguido matiza que para materializar este apoyo no necesita entrar en el gobierno.
Hay otro actor importante que podría tener mucho que decir tras la posible ruptura entre PSC y PDeCAT. C’s no puede descartarse completamente como aliado de los socialistas. Lo ha sido en proyectos tan importantes como la renovación de la flota de autobuses o los presupuestos municipales. De hecho, su portavoz, Javier González, ya anunció hace dos semanas que estaba dispuesto a respaldar al PSC, aunque sin entrar en el gobierno, si se rompía la alianza con el PDeCAT y los socialistas se posicionaban al lado de los partidos constitucionalistas en defensa de la legalidad.
No parece que eso vaya a suceder, precisamente. Ballart, junto a otros tres alcaldes del PSC, firmó este fin de semana un comunicado criticando la aplicación del artículo 155 y pidiendo a la dirección de su partido que no la respalde. Esto ha despertado la crítica de C’s, que acusa a Ballart de "dar alas" a los nacionalistas. Para González, con su posición, Ballart "se sitúa en contra de sus propias bases y votantes", y le exige "responsabilidad y altura de miras para afrontar un desafío como el que vive Catalunya". Posturas enfrentadas que difícilmente pueden acabar por encontrar puntos en común.