El sostenido aumento de ventas en el sector inmobiliario en los últimos meses parece que consolida un cambio de tendencia. Entre abril y junio se registraron en Terrassa 750 compraventas, lo que significa un crecimiento del 6,4% y representa el mejor segundo trimestre desde 2007.
El sector del ladrillo empieza a rodar de nuevo con un dinamismo olvidado desde hace una década. La estadística publicada por el Ministerio de Fomento sobre transacciones inmobiliarias a partir de los datos de los colegios de notarios revela que continúa el alza en las ventas que ya empezó a ser evidente en 2016. Durante el segundo trimestre de este año se han vendido 750 inmuebles en la ciudad, un 6,4% más que en el mismo periodo del año pasado. La actividad registrada entre abril y junio supone el mejor segundo trimestre desde 2007. Para encontrar un segundo trimestre con más transacciones hay que remontarse diez años atrás, cuando hubo 1.016 operaciones. El pinchazo de la burbuja estaba al caer entonces y, trimestre tras trimestre, las compraventas fueron bajando de forma imparable (excepto algunos ligeros repuntes concretos) hasta empezar a recuperarse a lo largo del año pasado y, especialmente, en lo que llevamos de año.
Libres y de segunda mano
El crecimiento de las operaciones en Terrassa está en sintonía con el experimentado en el resto de España, aunque algo por debajo. En el conjunto del Estado, las transacciones crecieron un 14,7% durante al segundo trimestre, alcanzándose la cifra de 141.582 pisos vendidos. El mercado egarense, en esta ocasión, presenta también menos dinamismo que el del conjunto de Catalunya, donde las compraventas subieron un 17,9%.
En cuanto al régimen de protección, los inmuebles del mercado libre copan, prácticamente, todas las ventas. De las 750 transacciones del segundo trimestre, 743 corresponden a viviendas libres, lo que representa un incremento del 6,7%.
La vivienda de protección oficial está desaparecida. En Terrassa, el peso es insignificante ya que sólo hubo siete ventas de pisos protegidos. La cifra es menor que la del mismo periodo del año pasado, cuando hubo nueve operaciones. A lo largo de todo el año pasado, sólo se vendieron 29 pisos protegidos y en el primer semestre de este año, apenas 16. El dato representa apenas un 2% de todas las ventas selladas entre enero y junio de 2017.
Por tipología de vivienda, los pisos de segunda mano (los que tienen más de cinco años, según los clasifica Fomento) son mucho más representativos en el conjunto de ventas. De las 750 operaciones registradas, 664 (es decir, el 88%) son pisos usados. Es lógico que sea así aún a estas alturas ya que el número de pisos de nueva construcción es escaso, especialmente en Terrassa, donde el stock de viviendas vacías (u ocupadas ilegalmente) se cuenta por miles (alrededor de tres mil en manos de bancos de un total de 14 mil inmuebles cerrados), lo que desanima a los promotores a levantar nuevas edificaciones. El aumento de compraventa en las viviendas usadas fue del 2%.
Aunque su repercusión en el mercado es menos significativa, las ventas de pisos nuevos crecieron más que las de segunda mano. Entre abril y junio se vendieron en Terrassa 86 inmuebles de nueva construcción, lo que significa un 59,2% más que en el mismo periodo de 2016, cuando apenas se registraron 54 transacciones de viviendas a estrenar.
En ascenso desde 2016
La actividad inmobiliaria viene recuperándose desde 2016, aunque ya 2015 cerró con un aumento significativo en las ventas. El año pasado se saldó con un 30% más de ventas que 2015. Esa aceleración se ha ido manteniendo y creciendo a lo largo del primer semestre de este año. Entre enero y junio se produjeron en Terrassa 1.416 compraventas, un 16% más que en el mismo periodo del año anterior. En este cómputo semestral destaca, en términos relativos, el primer trimestre, cuando las transacciones se dispararon un 29,1% respecto al mismo periodo del año 2016. Aunque hubo menos acuerdos (666, frente a los 750 del segundo trimestre), el crecimiento porcentual de estos fue superior, especialmente por el empuje en la venta de los inmuebles de segunda mano, que creció un 37,9%. No así las viviendas nuevas, donde se registraron 23 operaciones, lo que representó una caída del 54%.