Terrassa

El CDMT restaura la enseña del Orfeó Català

Siguiendo con sus trabajos de restauración de elementos de gran importancia de la historia del textil en Catalunya, el Centre de Documentació Tèxtil de Terrassa (CDMT) ha intervenido este año en la restauración de la senyera del Orfeó Català, un trabajo que ha tenido ocupado al equipo de restauradores del centro durante tres meses, con dedicación exclusiva.

La "senyera" original del Orfeó data de 1896, y ha llegado al CDMT muy deteriorada. Los antecedentes de este encargo hay que buscarlos en el año 2013, cuando el Orfeó Català le encargó al CDMT un presupuesto de restauración, aunque exclusivo para la réplica, elaborada en los años 60. Así lo explica la restauradora Elisabet Cerdà, quien en ese momento sugirió también la posibilidad de restaurar la "senyera" original, que en esos momentos se hallaba expuesta en la cafetería del Palau de la Música en "condiciones pésimas."

Aquella vez se realizó un primer presupuesto de restauración para el Centre de Documentació de l’Orfeó Català, aunque finalmente se decidió intervenir únicamente en la réplica, que habitualmente se exhibe en el concierto de Sant Esteve, al fondo del coro.

Las cosas cambiaron este año cuando se decidió actuar sobre el textil original, una enseña de más de 120 años que ha sido restaurada por completo.

Bordados idénticos
Las dimensiones de este símbolo del Orfeó son de 170×57. La réplica y el original, subraya Cerdà, "se parecen mucho, son como fotocopias. Tienen bordados idénticos, milimétricamente perfectos", añade.

La senyera responde a un diseño del arquitecto Antoni Gallissà, y los bordados los realizó una junta de damas y cantoras. La pieza dispone de dos caras, con elementos que en un primer momento fueron estudiados y analizados. El estado de conservación en el que llegó a Terrassa era "bastante pésimo"; al "envejecimiento natural de las fibras", se encontraban muchos bordados con hilos sueltos, y también habían desaparecido aquellos hilos que fijan el bordado. Además había trozos destripados, cortes, elementos que faltaban, hilos metálicos desaparecidos, lagunas en los tejidos y "mucha suciedad en los depósitos superficiales", relata Cerdà.

Detectados todos estos problemas, comenzó un trabajo de restauración en el que "intentamos conservar lo que queda del original; fijamos y consolidamos el entorno de la parte que falta, sin fabricar lo que ya no está. Conservamos lo que hay."

De este modo, tras la descripción de las patologías, de las pruebas de solubilidad de los tintes y del trabajo de documentación, se ha actuado sobre elementos, mayormente elaborados en terciopelo, seda y metal. Las letras, por ejemplo, "se han desmontado enteras" y se han vuelto a colocar fijándolas y consolidándolas por separado. Pero no todo se podía desmontar, por lo que se ha tenido que actuar con suma delicadeza sobre los bordados y rellenando las lagunas "con soportes de colores lo más cercanos posibles al original." La senyera no se ha podido lavar con agua pero sí se ha aspirado con un instrumento de alta precisión, y también se ha limpiado la barra metálica y las piezas que aguantan la senyera.

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