Allí estaba: escondido detrás de unas estanterías en el almacén de un supermercado. Allí lo cazó ayer, de madrugada, la Policía Municipal cuando inspeccionó el establecimiento asaltado, situado en la esquina de la calle de Blasco de Garay con la de Nicolau Talló, en Ca n’Aurell. El sospechoso fue detenido: por un robo con fuerza y por daños.
Eran las 5.30 de la madrugada cuando el estrépito sobresaltó al vecindario. El forzamiento del supermercado no se caracterizó por la maña y el sigilo. Fue algo emprendido a las bravas. El ladrón irrumpió en el local después de destrozar un vidrio lateral, el que da a la calle de Blasco de Garay.
No ha trascendido el objeto usado a modo de rudo ariete. Sí, que el asaltante hizo trizas la luna y que, en su afán por entrar en el súper, tumbó una estantería colmada de artículos; una licorera con decenas de botellas. Así, si el estruendo había sido poco, se dobló con la aparatosidad del vuelco de la estantería y el ruido tremendo de las botellas hechas trizas.
Esa escena de desperfectos se encontraron los agentes de la Policía Municipal que llegaron al supermercado. Un testigo había alertado al cuerpo de seguridad. Otro contó a este diario que no menos de seis dotaciones policiales se presentaron en la calle de Blasco de Garay poco después del aviso vecinal. Los guardias vieron la luna reventada y el montón de botellas rotas en el suelo del local. Entraron, revisaron el establecimiento. Observaron a alguien en una zona habilitada como almacén. Sí, allí, oculto, mas no lo suficiente, detrás de unos estantes, aguardaba el sospechoso.
El detenido fue trasladado a la Jefatura. Desde allí la policía contactó con el responsable del establecimiento y con Eco-equip para que limpiase la calle de los vidrios esparcidos. Por la tarde, aún olía a licor en el interior del local.