En la recta final para iniciar el nuevo curso, la concejal de Educación, Rosa Maria Ribera, va anotando los temas a tratar con la directora de Serveis Territorials d’Ensenyament, Carme Vigués en cuanto sea posible celebrar una reunión. En su bloc de notas, un tema de cabecera, dar respuesta a la demanda de plazas de ESO que tiene la ciudad y que se prolongará a medio y largo plazo, al menos hasta 2025.
Ribera considera que "la opción más adecuada es reconvertir escuelas de infantil y primaria públicas en instituto-escuela". La edil argumentó que "los datos de matrícula de primaria para la secundaria indican que necesitaríamos tres centros de este tipo, especialmente en el norte de la ciudad, aunque no sabemos cuáles podrían ser los más idóneos para su transformación".
Para Ribera la implantación de centros públicos con oferta de estudios obligatorios y posobligatoria sería un gran paso hacia adelante. "Es una solución para cubrir la demanda de la ESO pero una gran oportunidad para cambiar el modelo de la enseñanza pública que, tradicionalmente, tiene un centro para la primaria y otro para la secundaria".
La edil agregó que ya han estudiado qué zonas y qué centros podrían transformarse en primaria y secundaria, pero estimó que primero debe presentar su propuesta a Ensenyament. Avanzó que la zona con más demanda es el norte de la ciudad por lo que dos de los centros que podrían reconvertirse son las escuelas Pere Viver y Marquès Casals que, por otra parte, son dos de los que tienen unas instalaciones de mayor dimensión.
Continuidad
Ribera apuesta por este modelo del 3-18 que está plenamente consolidado en la concertada. "Un instituto-escuela, del que ya hay experiencias en otros municipios, es muy atractivo porque ofrece un proyecto educativo de continuidad y eso es bueno para los alumnos y también para las familias". El modelo 3-18 aparece, ahora, justo en el momento en que faltan plazas para entrar en la ESO. Sin embargo, no es nuevo. De hecho, el departamento de Ensenyament ha tomado esta solución en algunos municipios aprovechando que las escuelas de primaria se vacían por la caída de la natalidad y porque una reforma es menos costoso que levantar un instituto que, por otra parte, podría quedar inutilizado con el tiempo.
De instituto-escuela se habló y mucho en la época del tripartito que encabezaba el socialista José Montilla y que tenía en el cargo de conseller d’Ensenyament a Ernest Maragall, que después presentó su dimisión.
En Les Arenes
En aquel momento, en pleno "boom" de construcciones de escuelas de primaria se apostó por crear un instituto-escuela en Terrassa con la idea de que la pública debería agrupar toda la oferta como lo hace la concertada. Este primer centro se dibujó en el norte de la ciudad pero, al final, acabó en dos edificios convencionales: la Escola Les Arenes y el Institut Mont Perdut. En Terrassa, como en otras ciudades, en la red pública si que funciona la adscripción de centros. Es decir que las escuelas de primaria tienen unos institutos de correspondencia de forma que las direcciones y sus equipos de docentes pueden colaborar e intercambiar información sobre su alumnado. Asimismo, muchos institutos realizan actividades para darse a conocer a los futuros alumnos y familias que ingresaran en su comunidad cuando llegue la secundaria.