La concejalía de Salud, dirigida por Maruja Rambla, y el resto de agentes de ese ámbito han incorporado “la perspectiva de género” al plan. El género de los consumidores condiciona su relación con las drogas e influirá en las acciones a emprender. En los hombres, por ejemplo, se percibe “una cierta tolerancia y aceptación social del consumo, principalmente en el caso del alcohol, aunque se trate de un consumo problemático en los espacios públicos”. En la mujer, sin embargo, ese consumo “no es socialmente aceptado” y se asocia al vicio y a valoraciones morales negativas. Queda relegado en muchas ocasiones “al ámbito privado”, lo que dificulta tanto el diagnóstico como el acceso a los tratamientos. El plan buscará incidir en los factores de riesgo específicos de cada sexo y en el reconocimiento de la mayor vulnerabilidad femenina.
na es una droga, de largo la más consumida, con arraigo y aceptación social; es legal. La otra es droga también, pero ilegal: no se debe vender, ni transportar ni consumir en la calle. Una y otra, alcohol y cannabis (tanto marihuana como hachís, sobre todo la primera) son las sustancias tóxicas predilectas en el segmento de población juvenil, como indica un estudio del que habla el Plan Local de Drogas de Terrassa recientemente aprobado. El 75 por ciento de los adolescentes, con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años, afirma haber tomado alcohol alguna vez. Alrededor del 33 por ciento ha fumado cáñamo.
El Estudio de Monitorización de las Conductas de Salud de los Adolescentes de Terrassa (EMCSAT) es un informe bienal que el área municipal de Salud y Comunidad elabora después de entrevistar a 1.300 alumnos de la franja de edad 14-18 años. Según los datos de ese estudio incluidos en el plan, el 74 por ciento de los chicos y el 75 de las chicas declaran haber consumido alcohol alguna vez en la vida, y el 44 por ciento y el 49, respectivamente, admiten haber bebido en los últimos treinta días. Los porcentajes suben hasta el 62 y el 64 por ciento a los 17-18 años.
La edad media de inicio de consumo en los mayores de 16 años se sitúa alrededor de los 14, en ambos sexos. En torno al 36 por ciento de los jóvenes afirma que ha sufrido una intoxicación aguda alguna vez después de beber cinco o más unidades seguidas de una vez, de una sentada. Meses atrás la Generalitat de Catalunya ya alertó de los riesgos del llamado “binge drinking”, el consumo episódico intensivo de alcohol: ellos, cinco copas consecutivas o más; cuatro o más, ellas. Según el Departament de Salut, uno de cada cuatro menores con más de 14 años reconocía haberse dado, al menos, un atracón de alcohol durante el mes anterior.
En locales
¿Dónde beben los adolescentes? Sobre todo, en locales de ocio. Ellos mismos aseguran que les resulta fácil adquirir bebidas alcohólicas en determinados comercios de Terrassa, y si no pueden hacerlo al toparse con obstáculos o recelos, son personas de su entorno (por ejemplo, hermanos mayores) los que les suministran las bebidas. De las encuestas se infiere que en algunos espacios de ocio para menores también se bebe alcohol (en forma de chupitos, sobre todo) y se consumen otras sustancias tóxicas, y que en determinados locales de mayores se les permite el acceso a los que no lo son. Cuando beben en la calle, muchos adolescentes camuflan el alcohol en envases de otras bebidas no alcohólicas.
La aproximación al estado actual del consumo en Terrassa que refleja el plan de drogas revela que el año pasado se detectó “una tendencia al aumento de la prevalencia de intoxicaciones agudas en los últimos seis meses (antes de la entrevista) en ambos sexos y en todas las edades, excepto en los chicos más jóvenes”.
El cannabis “es la sustancia ilegal más utilizada por la población escolarizada”, apunta el documento en base al estudio EMCSAT. El 35 por ciento de los varones y el 31 por ciento de las chicas han fumado alguna vez maría o hachís. Y el 20 y el 14 por ciento, respectivamente, admiten un consumo cannábico durante los últimos treinta días. La edad media de inicio a la toma de esa sustancia es de 15,5 años. La encuesta pone de manifiesto un dato curioso: casi la mitad de los alumnos de formación profesional ha probado el cannabis; la proporción constituye el doble que la de los estudiantes de ESO: en este ámbito, el de secundaria, el porcentaje se acerca al 26 por ciento.
No es tarea difícil para los adolescentes hacerse con marihuana, según el estudio. El documento del plan local señala que el cannabis “es una sustancia que las personas de esa edad perciben como muy cercana. El 67,2 por ciento del alumnado declara que alguna vez le han ofrecido cannabis, y el 64,3 por ciento manifiesta que le sería fácil o muy fácil conseguirlo”.