Trescientas firmas recogidas en menos de dos días no es poco. La tensión bordea el límite en una zona de Barri Universitari-Cementiri Vell, si no lo ha traspasado ya. Es en la Rambla de Sant Nebridi, sobre todo en su parte más próxima al Parc de Vallparadís. Allí un clan ha ocupado unos locales en un bloque de pisos. Lo de las ocupaciones es normal. Lo anormal en este caso es la insalubridad en que vive la familia, con más de una docena de menores de edad y no menos de cinco mayores. Lo anormal es, para muchos vecinos, la inseguridad que se le atribuye, supuestamente, en forma de conflictos, suciedad y robos.
Un coche de la Policía Municipal gira por el paseo de Joan Miró hacia la Rambla de Sant Nebridi. Los dos agentes vigilan las inmediaciones del bloque donde, hace un mes y medio, se instaló un grupo de "ocupas" que hizo suyo un par de locales que antes eran despachos. Al parecer, alguien les "traspasó" el sitio. La misma familia llegó a Terrassa procedente de Santa Coloma de Gramenet y hasta ahora ha ocupado edificios en Ca n’Anglada, el Centre y Poble Nou-Zona Esportiva. Y ahora, en Cementiri Vell.
La presencia de guardias, a veces de paisano, es habitual en las últimas dos semanas. Cuando menos, pasan tres veces al día, en cumplimiento de una pauta. Y más, si hay requerimientos. Y requerimientos ha habido unos cuantos. Por molestias, por conflictos, por robos en parques cercanos; por robos a niños y por asaltos a establecimientos, con forzamientos. Hay padres que ya ni denuncian las sustracciones. Días atrás la policía encontró, escondidos en un seto, artículos electrónicos, como tabletas, de origen ilícito. Una mujer del clan familiar se ha especializado "en tirarse ante los coches en los pasos de peatones", cuenta una vecina.
En menos de dos días, comercios del sector han recopilado trescientas firmas. La asociación de vecinos de Barri Universitari-Cementiri Vell no ha vacilado en ponerse al frente para contribuir a resolver un problema de difícil solución. Laura García, presidenta vecinal, ha contactado con el Ayuntamiento y el Consistorio ha respondido. Se han llevado a cabo varias reuniones. Una, el martes pasado.
Actuación municipal
El gobierno municipal ya estaba encima del espinoso asunto y ha abierto un expediente de disciplina urbanística, el flanco que se antoja más efectivo. El motivo de la apertura del expediente: unos inspectores han corroborado que los locales que la extensa familia ha convertido en su morada no reúnen las condiciones mínimas de habitabilidad y salubridad. No disponen de dimensiones apropiadas, ni de extracción de humos, ni de agua sanitaria, y la luz está pinchada.
La teniente de alcalde Lluïsa Melgares, alcaldesa accidental y concejal de Vivienda, estuvo presente en la reunión del martes con los vecinos. La edil reconoce que el caso es "excepcional", por el estado del lugar ocupado, por la prole menor de edad que vive en esas condiciones indignas y por las tensiones causadas, pero asegura que el Consistorio se ha puesto manos a la obra. Se espera que el expediente concluya con un desalojo.