Terrassa

Perros terapéuticos

Se dice que el perro es el mejor amigo del hombre. En este sentido, existen muchas personas que lo tienen como mascota pero los perros también acompañan a los hombres y mujeres cuando desempeñan sus trabajos de policía, bombero, pastor o recolector de trufa, entre otros. Además, también hay perros lazarillos, guardianes y asistenciales y desde hace un tiempo algunos juegan un papel muy importante en terapias. En este sentido, las terrassenses Alicia García y Laura Valle pusieron en marcha hace poco más un año el proyecto de Smilingdog, una entidad sin ánimo de lucro que se dedica a las terapias asistidas con perros en centros de tercera edad y con personas con discapacidades psíquicas y/o físicas.

"Hace unos cuatro o cinco años conocí a una chica que tenía montado un proyecto similar. Me llamó la atención porque me gusta el trato con las personas y los animales y poder fusionar las dos cosas es algo muy potente. Alicia también me lo comentó y creí que era muy interesante", explica Laura, que antes de crear Smilingdog con Alicia trabajó durante unos cuatro años en una asociación en la que hacía este tipo de terapia. "Sí, salió el tema de la terapia con animales, empezamos a mirarlo y Laura se fue hacía un lado y yo hacía otro pero al final volvimos a encontrarnos", añade Alicia.

Ahora, ambas realizan conjuntamente terapias tanto grupales como individuales en varios centros de la provincia, a los que acuden periódicamente, y aunque ahora no hacen sesiones con particulares lo habían hecho anteriormente y están abiertas a volverlo a hacer. Además, prevén adecuar un local donde poder hacer sesiones individuales. Mientras, en Terrassa, trabajan con alfunas entidades como Prodis.

Desde este centro, Imma González, una de las trabajadoras, asegura que a los usuarios "les va muy bien, se lo pasan muy bien y quieren mucho a la perra". Además, "la evolución de todos está siendo muy buena; los usuarios tienen perfiles diferentes y a cada uno de ellos les está ayudando de una forma distinta".

En este centro, dos de los usuarios que tenían pánico a la perra y se encerraban en su habitación cuando llegaban las chicas de Smilingdog, ahora ya interactuan con el animal, aunque aún les cuesta. Además, una de las usuarias les entrego una bufanda para Dana, una perra labrador de cuatro años. A otros, en cambio, des del primer día se les ilumina la cara cuando la ven entrar.

Con ella, algunos trabajan la motricidad de pies y manos, otros están aprendiendo la importancia de respetar el turno y esperar que sea su momento para interactuar con Dana, una perra labrador de cuatro años. También hay quien trabaja la concentración y la memoria.

Aspectos a trabajar
En este sentido, Laura y Alicia aseguran que con sus terapias se pueden trabajar múltiples aspectos: la atención, la seguridad, la confianza en uno mismo, el respeto al turno, el respeto a los demás, la motricidad, la dicción, el equilibrio… Pero su objetivo principal es el de despertar emociones y con cada usuario lo intentan de una forma distinta.

En las sesiones, Alicia es la terapeuta encargada del usuario y Laura, la técnica que se ocupa de Dana, a la que guía en todo momento. "Una de las cosas que tuvimos muy clara cuando creamos Smilingdog es que no queríamos que hubiera una sola persona que tuviera que encargarse tanto del usuario como del perro. Es muy importante que el terapeuta preste toda su atención al usuario y que el técnico se ocupe de que el perro esté cómodo, de colocarlo en las distintas posiciones para la terapia… Es bastante difícil que una persona lo lleve todo", explica Laura.

Dana, el pilar de smilingdog
Ahora, Dana, que vive con Laura, es el único perro que acompaña a las dos chicas en las sesiones (también hay otra perra, Mia, que a veces va con ellas aunque no interviene demasiado) pero si todo sale bien dentro de poco contarán con un nuevo perro para las terapias. "En Smilingdog, una de las cosas que tenemos muy claras es el bienestar animal. Muchas veces en este sector se habla de herramienta de trabajo pero yo odio esta palabra. Dana no es una herramienta de trabajo sino que es el pilar fundamental de que exista Smilingdog", afirma Laura.

Preguntadas por si lo que consiguen con sus terapias puede conseguirse con otros métodos aseguran que sí pero que con el suyo "es muy fácil". "Que un fisioterapeuta te pida que muevas el brazo no es tan motivador como hacer todo lo que puedas para moverlo e intentar tocar a un perro. Nosotras hemos encontrado a personas a las que les cuesta muchísimo y que hacen un esfuerzo enorme", señalan.

Aunque Smilingdog "es el trabajo que sentimos, el que nos da de comer es otro", explica Alicia. Y es que mientras que ella es peluquera canina, Laura trabaja de auxiliar en una residencia geriátrica. "Aún no vivimos de ello pero nos da la vida", asegura Alicia. "Aprendemos muchísimo", recalca Laura.

Para más información puede consultar la página de facebook de Smilingdog

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