Muchas de las instituciones que después fueron claves en el desarrollo de Terrassa fueron consecuencia del nacimiento y expansión del Institut Industrial. El 24 de octubre de 1873, se creaba esta entidad, que suponía la continuación de lo que eran el Gremio de Fabricantes de Tejidos de Lana y la Asociación de Fabricantes de Terrassa. Su primer presidente, que ostentó el cargo hasta el año 1884, fue Gaietà Alegre i Trias.
Como era de esperar, el Instituto Industrial se volcó en la salvaguarda del sector textil, la hélice económica que predominaba, indiscutiblemente, en la sociedad egarense de entonces. Promover, impulsar y fortalecer toda la transformación industrial que experimentaba la época, fue uno de sus muchos propósitos fundacionales.
Tres años más tarde de su arranque, se crea Defensa Comercial, organismo directamente vinculado al Institut Industrial y que tenía como rol principal amparar a los industriales, ante la posibilidad de sufrir impagos o negocios fraudulentos. Hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, el desafío de los integrantes del Institut Industrial será el de acondicionar la ciudad, a base de servicios necesarios, para caminar hacia la modernidad. Fue cuando llegó cierta prosperidad con el teléfono, el alumbrado eléctrico o el cambio de restos del pasado por huellas más actuales.
Esta entidad colaborará activamente, en unos casos más y en otros menos, en la creación de otras instituciones capitales en el progreso de Terrassa, como es el ejemplo de la Cambra de Comerç i Industria, en el año 1886, lo que acabaría siendo Mútua Terrassa, la Escola Industrial, en 1901, o el Condicionament Terrassenc, cinco años más tarde. La dinámica de crecimiento, a todos los niveles, pero especialmente en cuanto a la aparición de instituciones que apostaron por una ciudad industrializada y más fresca, era imparable.
Con la llegada de la primera gran conflagración a nivel mundial, el sector industrial egarense vivió un período de apogeo y los empresarios del textil firmaron acuerdos beneficiosos para proveer de material al gobierno de Francia, inmerso en la batalla como actor principal. La falta de carbón, producto de la contienda, se apaciguó con el cambio del vapor por la energía eléctrica. El fin de las hostilidades dio paso a una crisis preocupante, al recuperar sus industrias las naciones beligerantes. El paro azotó Terrassa de forma cruel.
En esos años convulsos, tanto a nivel social como político, se sucedieron la aparición de los primeros movimientos obreros, la Dictadura del general Primo de Rivera, la proclamación de la República, el intento fallido de golpe de Estado auspiciado por el general Emilio Mola Vidal, el Director, y que secundaron otros conmilitones suyos, y la Guerra Civil. El Institut Industrial fue testigo de todos estos sucesos, obligado inescusablemente a convivir con ellos, pero supo sobrevivir y recuperar sus actividades cuando, en 1939, llegó la tensa calma.
Más instituciones
El Institut Industrial, en este siglo XX de tantos y tantos cambios, revoluciones, algunas pendientes otras tristemente avasalladoras, mantuvo su papel y, de su seno, continuaron emergiendo otras entidades, otras instituciones o asociaciones que han conformado el entramado social y económico de esta ciudad. En 1920, por ejemplo se erige la Cambra de la Propietat Urbana de Terrassa y, en 1946, se instituye el Museu Tèxtil Biosca.
Esta entidad continuará colaborando en todo lo que pueda, como en el advenimiento de escuelas y guarderías, a la vez que ayudará al impulso de la Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Industrial de Terrassa. En 1978, se fusionará con la Unió Comercial i Industrial, dando paso a la organización empresarial, Cecot. Lo que supone una vida fomentando el desarrollo.