Algunos barrios, como Montserrat o Sant Pere Nord, sufren especialmente las consecuencias de tener decenas de pisos vacíos u ocupados. Estas dos realidades combinadas generan un cóctel dificil de gestionar que suele derivar en comunidades "arruinadas" y una convivencia vecinal "muy deteriorada", en palabras de Antonio Cazorla, presidente de la A.VV. de Montserrat.
La crisis ha hecho mella en el polígono de viviendas del distrito 2, que ha visto cómo decenas de vecinos se veían obligados a abandonar sus viviendas y el barrio mismo. La armonía que ha reinado en este sector durante años, a pesar de la compleja realidad social que lo compone, ha dado paso a conflictos y recelos. La realidad actual es que hay 68 pisos vacíos y 32 ocupados de un parque inmobiliario compuesto por 542 viviendas; es decir, el 18% de los inmuebles está en una situación precaria.
Cazorla explica que los primeros problemas derivados de los desahucios fueron de tipo económico. Los bancos "no pagan" los gastos de la comunidad, que en Montserrat ascienden a entre 10 y 15 euros. Tampoco son puntuales en el pago las administraciones local y autonómica que poseen pisos en el barrio. Tras la creación de una comisión para perseguir a los morosos, la asociación de vecinos ha conseguido recuperar el 90% de las deudas en algunas escaleras.
No se integran
Al poco llegaron las ocupaciones de "gente conflictiva". Cazorla afirma que apoya la ocupación de gente necesitada, pero a Montserrat han llegado "muchas mafías que dan la patada en la puerta para luego cobrar un alquiler a otros. Estos traen a los incívicos".
En este momento hay mucha rotación de inquilinos en los pisos vacíos. "La integración es muy difícil. Hay bloques en los que los vecinos tienen miedo a salir de casa porque no conocen a nadie", relata. En algunas escaleras, los pisos ocupados ilegalmente son el 40% del total (ocho inmuebles de un total de 20). A los problemas de seguridad (se han registrado varios incendios) se añaden los de convivencia por ruidos, suciedad y deterioro de las fincas. "Volvemos a situaciones que hace tiempo que no se vivían, como tirar las bolsas de basura por la ventana", explica Cazorla.
Montserrat no es el único barrio donde las viviendas vacías están haciendo estragos. En Sant Pere Nord, por citar uno más, también saben desde hace tiempo lo que es lidiar con este problema. Hay tenido algún bloque entero ocupado y otras muchas viviendas en distintas comunidades. El presidente de la asociación de vecinos, Jaume Ávalos, explica que las entidades financieras no se ocupan de las viviendas de su propiedad. "Los pisos vacíos generan muchos problemas. Hay una dejadez tremenda por parte de los bancos y eso provoca que sucedan situaciones como las que vivimos", lamenta.
Dejadez de los bancos
Denuncia que los bancos y fondos de inversión "no tienen ningún interés" en gestionar su parque inmobiliario, por lo que las viviendas se van deteriorando.
Ávalos explica que se han producido incidentes por la manera en que algunos ocupas tratan de tener servicios básicos. "En alguna ocasión ha petado alguna caja eléctrica y ha dejado sin luz una parte de la calle. También se pasan mangueras de un piso a otro para tener agua. La convivencia no es fácil".
Cuando en una comunidad se queda un piso vacío, los vecinos acostumbran a tomar "precauciones", relata, como cerrar la puerta del bloque durante la noche o evitar que se sepa que allí no vive nadie. Todo, dice, "para evitar que las mafias entren y lo realquilen a cualquiera".