Terrassa

Robó en un esplai y lo cazaron por las huellas que dejó en un marco

Allí dejó sus huellas, en un marco, y por eso lo pillaron, y por eso ha sido condenado. No había más huellas que las suyas en aquel sitio de complicado acceso. La Audiencia Provincial de Barcelona ha impuesto un año de prisión a un individuo acusado de robar en un esplai de Terrassa. Deberá pagar 777 euros a la entidad.

Fue en junio del 2010. Entre las once de la noche del 26 de junio y las seis de la tarde del 27, alguien asaltó el local de un esplai ubicado en el Pla del Bon Aire. Alguien que saltó dos muros de entre dos y tres metros de altura y rompió una reja y una ventana para acceder a su objetivo.

Luego de trepar y causar destrozos, el delincuente se introdujo en el local y escapó con botín: veinte euros en efectivo, un ordenador portátil, una videoconsola, juegos y una impresora. La cuantía de lo robado ascendía a 464 euros. La de los daños ocasionados, 313 euros.

Los Mossos d’Esquadra se presentaron en el esplai cuando supieron del robo. Inspeccionaron el lugar. La policía científica encontró huellas en un marco de la ventana quebrantada. Al cotejarlas unos agentes de la comisaría general territorial, identificaron al sospechoso, que acabó imputado, procesado, acusado y condenado.

Recurso
El juzgado de lo penal número 2 de Terrassa lo condenó a una pena de un año de prisión como autor de un robo con fuerza en las cosas, "en su modalidad de establecimiento abierto al público fuera del horario de apertura", pero con la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas por las demoras en el proceso. El reo apeló esa primera sentencia al considerar su defensa que se había errado en la apreciación de las pruebas y vulnerado su presunción de inocencia.

Pero la Audiencia Provincial cree suficiente la prueba de las huellas para culpar al acusado. Resultó que el procesado había frecuentado el esplai, pero sus vestigios dactilares estaban "en el marco inferior de la reja quebrantada", señala el tribunal, y no era fácil acceder allí, tras una tapia de unos dos metros de altura. Además, sus huellas eran las únicas que se hallaron en ese punto. "Por ello, la conclusión de la autoría del acusado en el robo es plenamente ajustada a derecho", afirma la sentencia.

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