Terrassa

Equilibrios de todo tipo, humor y desparpajo en la “Gala del Circ”

El circo volvió a llenar a la Plaça Vella, ayer por la tarde, de un público básicamente familiar, con ganas de apurar lo que queda de programa, en un día de temperatura magnífica, y de degustar el espectáculo que, cada martes de Festa Major, desde el año 2012, la compañía terrassense Associació Tub d’Assaig 7.70 presenta en el lugar, en substitución de la Mostra Internacional de Teatre al Carrer de tan buen recuerdo que se llevó la crisis. La “Gala de Circ de Festa Major” tuvo este año un presentador-protagonista, Ricky el Profesor de Tenis, cuyo estilo y desparpajo ya era conocido por el público terrassense por sus intervenciones en el Festival de Circ de la Maurina.

En el escenario al fondo estaba el grupo musical The Mortimers, que puso la banda sonora, casi siempre en directo, al espectáculo, y por otro instalado en la parte central fueron pasando los artistas. Ricky, cuyos minutos de actuación superaron los de todos los artistas juntos o casi, comenzó cortando a The Mortimers y haciendo que el público diera palmas para dar paso, “desde Moscú”, a Boris Ribas. Ataviado con una falda de bailarina, hizo equilibrios en la barra fija. Rechazó una escalera para subir a ella, se sentó en uno de sus extremos, y culminaría su intervención caminando por la barra con un paraguas en la mano, todo muy cuco.

Teletransportación
Ricky ofrecería a continuación uno de los momentos más sorprendentes de la tarde. Anunció “un truco de magia y escapismo” y marchó del escenario. Inmediatamente, los músicos señalaron hacia el tercer piso del edificio del número 7 de la Plaça Vella, y ahí estaba Ricky, como si se hubiera teletransportado. No era él, claro, sino una persona que había buscado el máximo parecido, que hizo una foto y entró enseguida en el piso. “Me ha dado tiempo hasta de cambiarme el pantalón”, dijo Ricky al reaparecer.

Tras algunos malabares con pelotas de tenis, sono “spy music” y una voz en off anunció a una tal “Nadia González” (Jessica Arpin, es de suponer) “rescatada de tierras siberianas por un agente del KGB, espía durante la Guerra Fría, hoy desempleada y que se gana la vida aplicando su capacidad de traductora en espectáculos de circo”. (Quizá un personaje o un caso para el investigador David Monnet, personaje que protagoniza la serie de novelas del escritor terrassense Miquel Castells Brisa, que presenciaba la actuación desde la primera fila.) Y sí, la chica se plantó en el escenario superior ante los músicos, y comenzó a hablar raro. Resultó que lo hacía como al revés, y al darle a un pedal, un aparato la medio traducía dando un sentido humorísitico a sus frases. Una propuesta , pues, visualmente nada vistosa, quizá más apropiada para un espacio como la Plaça Vella, y el murmullo de voces del público, desinteresado, era la prueba. De pronto, el concejal de Cultura, Jordi Flores, subió al escenario. Ella siguió hablando en ininteligible. Flores grito “visca Terrassa!”. “Quiero cantar”, dijo Nadia. Flores la dejó, y la chica arrancaría aplausos con retazos de “Besame mucho” y “Quinze anys” de Joan Manuel Serrat, para ser despedida por The Mortimers con “Volare”.

Pelotas, miss italia y diábolo
Volvió Ricky para regalar pelotas de tenis. “¿A alguien de las primeras filas le hacen ilusión?”, preguntó. Muchas manos de niños se alzaron. “”Pues a tomar por saco” (expresión muy apropiada para un espectáculo para niños, por lo que la repetió varias veces durante el mismo) exclamó, y lanzó las pelotas al fondo. El siguiente artista fue Ives Chavalier, que desarrolló un breve pero efectivo número de cuerda floja. En ella se puso derecho con los dos pies, y también se tumbó, y arrancó grandes aplausos. Ricky reaparició con una bolsa de tenis “feelgood” y hizo unos malabares bastante logrados con dos raquetas y una pelota, a ritmo de la canción “Que bueno es el tenis”.

Jessica Arpin regresó convertida en “Miss Italia”, con la canción “Venezia” de Hombres G de fondo, y un amasador, dos cubos y masa para intentar hacer una pizza sobre una mesa. Al final creó una gran masa de pizza, se la puso en la cabeza a modo de gran capucha, y dejó el escenario con el tema de los “Cazafantasmas” acompañándola. El dúo Fer y Letti ofrecerían a continuación un logrado número de equilibros “mano a mano”, esto es, jugando únicamente con las posibilidades de sus cuerpos.

La apuesta por los números de circo más convencionales, para el final de la gala, la completó Diego Low, que hizo maravillas con los malabares y el diábolo. El espectáculo finalizó con una sorpresa: un cañón de confetti que animó extraordinariamente a los niños.

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