Pocos artistas son capaces de congregar, como hicieron Los Chichos en la madrugada del pasado sábado en el marco de El Jove, a un público tan entregado y tan variopinto, y además, bien entrada la madrugada. El trío logró subir considerablemente la media de edad con respecto al público habitual del Jove, aglutinando a jóvenes y a veteranos, a familias enteras (bebés y niños incluidos), y a un público en suma poco habitual para este escenario alternativo de la Festa Major.
Los Chichos, mítica y veterana formación integrada en la actualidad por Emilio González Gabarre (voz), Julio González Gabarre (voz) y Emilio González García (voz), subieron al escenario junto a su profesional banda de apoyo cerca de las dos de la madrugada.
Pese a la ya avanzada edad de los dos miembros fundadores de la formación, estos demostraron estar en un excelente estado de forma, tanto en presencia escénica como en prestancia vocal, aunque el peso del feed back con el público se lo llevara muchas veces el más joven de los tres.
Los Chichos tienen más de cuatrocientas canciones en cartera, recogidas desde sus inicios a principios de los años 70, algunas de las cuales tienen más de cuarenta años y, sin embargo, siguen interpretando con la misma frescura de siempre.
Conscientes de que su audiencia en Terrassa se lo iba a agradecer con creces, Los Chichos no tuvieron reparo en presentarse con un repetorio de concierto ahíto de grandes éxitos, algunos de los cuales -como “Son ilusiones”, “Amor de compra venta” o “Mujer cruel”- sonaron ya en los primeros compases de su actuación. En esos momentos resultó ya evidente que Los Chichos son uno de esos grupos que trascienden a generaciones, pasando la afición de padres a hijos, muchas veces -como ello mismos recalcaron- en los viajes en coche en familia.
Coros en la noche
Esa audiencia previamente metida en el bolsillo disfrutó de lo lindo coreando las piezas, con toda la hondura de la que fueron capaces habida cuenta de las horas en las que se desarrolló la actuación (el concierto acabó cerca de las cuatro de la mañana). Los miembros del trío estuvieron muy locuaces, especialmente a la hora de presentar a la banda en la mitad de un concierto en el que aún faltabam por sonar canciones tan emblemáticas como “Yo, el vaquilla”, “Libre” o “Ni más ni menos” (la pieza con la que se despidieron.) Además de seguir fieles a sí mismos en lo musical, también lo fueron comentando algunas de sus canciones, como cuando hablaron de los presos sin delitos de sangre, o de la adicción al amor, o cuando entonaron su ya característico lema: “Aquí estamos Los Chichos para lo que haga falta.”
Así lo entendió también un público que vivió su actuación sin ocultar su entusiasmo, algo que dio alas a un trío que se mostró muy entregado y con ganas de alargar su actuación lo que hiciera falta. Al día siguiente, su página de facebook ardía con los comentarios positivos y se llenaba de fotos y vídeos que les había ido mandando su audiencia de Terrassa.
En esa misma página, y ante el clamor que siempre provoca su regreso a los escenarios, se colgaba un post muy clarificador: “Más de 44 años sobre los escenarios avalan al trío rumbero como los mejores en su género. Además, por si fuera esto poco, los asistentes llenan hasta la bandera ahí donde pisan escenarios, y es que a Los Chichos no les dejan que se retiren, ni siquiera hay fecha en el calendario para colgar los micros.” Muestra de que son incombustibles y que les queda cuerda para rato. El problema lo tendrán el año que viene los programadores del Jove para encontrar a un grupo que trascienda generaciones como ellos.