Un racimo de globos infantiles de helio, de esos llenos de dibujos y colorines, de esos que estos días los niños piden con insistencia a sus padres en la feria, debieron escaparse de alguna mano dubitativa y sobrevolaban, muy alto y hacia arriba, el cielo de la Plaça Vella. Alguien del público se dio cuenta y los señaló alzando el dedo con sorpresa.
Fue un detalle fantasioso que coincidió en el tiempo con las primeras notas sobre el escenario de "Pa amb oli i sal", la canción más conocida del quinteto barcelonés Blaumut, uno de los grupos que empiezan a volar alto en el panorama de la música en catalán.
Fue el domingo por la tarde en una Plaça Vella que se llenó por completó para escuchar a la banda, encabezada por el cantante Xavi de la Iglesia. El concierto sirvió para que Blaumut presentara los temas de su último disco, titulado "Equilibri", aunque en la actuación también repasaron canciones de sus dos álbumes anteriores, "El turista y "El primer arbre del bosc".
Participativo
Así llegaron melodías como "Atlàntida", "La vida moderna dels déus", "Vint-i-un botons" o "Tornarem a casa". Este último tema, perteneciente al segundo álbum de la formación, llamado "El primer arbre del bosc", fue uno de las más aplaudidos por el público.
Buena parte de los espectadores (mucho más treintañeros que veinteañeros), sobre todo los situados en la parte más próxima al escenario, repasaban con los labios muchas de las letras de los Blaumut, un signo inequívoco de que eran seguidores del grupo. Quizás lo conocían de alguna de las dos visitas que con anterioridad Blaumut había hecho a Terrassa, como recordó el cantante, Xavi de la Iglesia.
La música de la banda, que bebe del pop y el folk, e incorpora instrumentos como el violín y el violoncelo sin renunciar a los sonidos electrónicos, parecía haber terminado con la canción "Houston", de su último disco. Pero no podían faltar los bises, que los Blaumut arrancaron con "Vent que mou el temps" y cerraron con uno de los temas más esperados por los allí reunidos, "Bicicletes". Móviles y más móviles se alzaron entonces sobre una multitud de cabezas para grabar música y voz.
Una foto de los Blaumut con la abarrotada Plaça Vella de fondo inmortalizó el fin de fiesta.