De la destartalada gasolinera no queda más rastro que el recuerdo, sobre todo para los vecinos que debieron soportar la conversión de la antigua estación de servicio en un vertedero en sus últimos años. La gasolinera de la calle de Topete, hace décadas emblemática, luego un problema de salubridad, ya no existe. Desde hace meses, el solar que ocupaba ha devenido acera, sitio abierto de paso.
No ha sido el Ayuntamiento quien ha urbanizado ese rincón del Centre, sino el propietario de la finca. Primero tuvo que desmantelar la estructura oxidada y degradada de lo que quedaba de gasolinera, en la esquina de la calle de Topete con la de la Riba. Luego, adecentarla y ponerla al nivel del resto de trama urbana. Así ha sido. En la esquina, a pocos metros del CAP Sant Llàtzer, no hay una plaza nueva, sino una espaciosa acera.
Este diario publicó en marzo del 2016 un reportaje sobre el solar, sobre su deterioro y su transformación en un enorme vertedero vallado. Entonces no había menos de cincuenta bolsas de basura en su interior, amén de las garrafas de aceite, las latas y las botellas. La puerta del cercado estaba abierta durante largos periodos.
El declive
La gasolinera fue la más antigua de Terrassa. Se puso en marcha a finales de los años 1950. Cambió de manos varias veces y la acabó adquiriendo una compañía de carburantes a inicios de la década del 2000. El declive de rentabilidad propició que la compañía la clausurase en junio del 2012.
Poco a poco la incuria se apoderó de la finca. Las quejas vecinales, incluidas las referentes a filtraciones de agua en viviendas colindantes, llegaron al Ayuntamiento, que realizó inspecciones e instó a los dueños a actuar. Ahora, la vieja gasolinera ya es historia.