Terrassa

Merino, Torné, Sales y un texto sobre la mujer, en la selectividad

El campus de la Universitat Autònoma de Barcelona )UAB) fue ayer escenario preuniversitario. Más de cinco mil alumnos, la mayoría vallesanos tomaron contacto, por primera vez, con las facultades con motivo de la selectividad. La primera jornada de exámenes (durarán hasta el jueves) arrancó con buenas sensaciones. Al menos así se desprendió de las opiniones recogidas por este diario a estudiantes de Terrassa. “Las dos pruebas de lengua y literatura castellana y catalana han sido más fáciles de lo que pensaba. La de catalán, que tiene fama de ser más difícil, ha sido asequible y comprensible”, explicó Marta González, del Institut Can Jofresa. Jordi Carmona, del mismo centro, coincidió. “El de castellano me ha ido bien aunque nunca estás seguro del todo porque los nervios te pueden jugar una mala pasada. Y el de catalán, mejor. En este último, he empezado primero por la opción A y luego la B y aún me ha sobrado tiempo”.

La selectividad empezó sin incidencias y puntual, a las nueve de la mañana, con la prueba de Lengua castellana y literatura. Los estudiantes tuvieron para elegir dos cuadernillos. La opción A contenía un fragmento de “El oro de los sueños” de José María Merino y la B el artículo “Buscando a Wally”, de Joan Torné, así como preguntas sobre la lectura obligada, entre estas de “Últimas tardes con Teresa”, de Juan Marsé. La mayoría de alumnos egarenses se decantaron por la opción A porque, tras una rápida ojeada, presintieron que era más sencillo. Sencillo y también rápido a tenor de que muchos resolvieron las cuestiones en una hora (tienen una hora y media) por lo que aprovecharon para desayunar con calma algo sólido y reponer fuerzas. “Estoy bien. La pruebas de castellano y catalán no suelen ser complicadas. Me dan más miedo las asignaturas que hay que memorizar más como Historia”, contó Oriol Blanco, del INS Can Jofresa. Oriol, rodeado de varios compañeros, sentados en la sombra y al aire libre, comentaban el primer examen. “La prueba de castellano me ha ido bien y esto me da ánimos para los tres días que tengo que superar. En realidad no es tan complicado. Lo pasas peor con los exámenes trimestrales”, añadió Marta González.

“En la comprensión lectora de la opción A ha salido ‘catáfora'”, advirtió Oriol Blanco, para recordar que la palabra -una figura literaria que consiste en anticipar una idea que se desarrolla después- causó un gran revuelo en la selectividad de hace dos años. A la pregunta de cómo lo habían resuelto, los alumnos estaban convencidos de que habían dado con la solución. “En este caso pedía localizar la ‘catáfora’ dentro del texto de Merino y con el uso de un adverbio”, contaron aunque añadieron que “todo es tan reciente que no sabemos si hemos acertado o no”. Acto seguido Jordi Carmona expresaba dudas sobre su prueba en la opción B. “Había un apartado que pedía subtítulos a seis parágrafos del texto ‘Buscando a Wally’, de Joan Torné. Los he puesto pero no se si serán correctos. Es una pregunta algo trampa porque poner subtítulos es subjetivo. Igual no le gusta lo que he puesto al corrector y me suspende”. Sara García, también en el corro, miraba y escuchaba. “Yo me he decantado por la opción A y creo que me ha ido bien. He tenido tiempo para repasar y corregir pero ahora mismo todo es claroscuro”.

Los cuatro estudiantes aspiran a entrar en la universidad aunque en algún caso puede que no sea en la carrera deseada. Oriol Blanco quiere estudiar Educación Física; Marta González, Administración y Dirección de Empresa; Sara García, Arquitectura y Jordi Carmona, Periodismo. Han retenido en su memoria las notas de corte del año pasado y llevan días echando cálculos para ver lo que necesitarán. Jordi dice que “todo es difícil pero no imposible pero hay que buscar un plan B para no tener una recaída de moral. Mi segunda alternativa es Criminología que también me gusta y pide menos nota”.

Tras conversar con estos alumnos, nos adentramos en la Facultad de Filosofía y Letras donde hallamos un grupo de la Escola Pia. Marta Fabregat, Oriol Guerrero y Laura Cornadó comentaban la prueba con su profesora Isabel Caballero. Los tres alumnos (ver el despiece de opiniones en este artículo) explicaron que habían empezado con buen pié y que el primero de los exámenes, el de castellano, les había ido mejor de lo que pensaban. La profesora, que lleva 37 años acompañando a sus pupilos a las PAU, compartía la opinión de que las pruebas son asequibles. “Aprobar es fácil. Otra cosa es sacar un notable y un sobresaliente”. Caballero sostuvo que el principal handicap al que se enfrentan los alumnos es la ortografía. “Cuando escriben hacen faltas. Quizás el motivo es que leen poco y lo hacen en diagonal. Su generación es la de la imagen y la escritura está en un segundo plano”. Y tenía razón porque sólo levantar la mirada, cualquier observador se percataba de que había un buen número de jóvenes reconectados al móvil. No sabemos si como recurso para consultar temario o como fuente de distracción. Lo cierto es que había pocos chavales con apuntes en mano como años atrás. “En general están tranquilos porque saben que lo que preguntan en selectividad se ha dado en clase pero también hay algunos que se ponen nerviosos y eso puede provocar respuestas erróneas”. Cuando el reloj marcaba las 10,50 de la mañana, los chavales regresaron a sus aulas para afrontar el examen de Lengua catalana y literatura. Los pasillos se vaciaron y volvió el silencio. La imagen de la primera jornada se repetirá hoy y mañana aunque será diferente. La razón es que los días que quedan están dedicados más a la materias de modalidad y no a las comunes que son obligadas para todos.

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