La donación de tres cuadros, obra del artista Ignasi Verdós, a la ciudad, bien merecía la celebración de un acto mínimamente solemne como el que ayer tuvo lugar en la Casa Alegre de Sagrera. El alcalde, Jordi Ballart, el teniente de alcalde Amadeu Aguado y la conservadora del Museu de Terrassa, Gemma Ramos, arroparon al artista egarense Ignasi Verdós en este encuentro, en el que de forma irremediable planeó la ausencia del director del Museu de Terrassa, Domènec Ferran (de baja por enfermedad.)
Fue precisamente Domènec Ferran el que sugirió al artista esta donación -que Verdós aceptó con plena predisposición- y el que escogió los tres cuadros donados, representativos de tres de las épocas de este pintor nacido en 1934.
Dos de los cuadros son paisajes y el tercero es un autorretrato, titulado "Abstracció" y datado en 2013. Gemma Ramos presentó estas obras subrayando el periplo del artista, que comenzó formándose al lado de Ramón Cortés y en la Escola Municipal d’Art. También mencionó su vertiente autodidacta y su iniciación en la pintura al óleo, al lado de Miquel Piñol.
Aire libre
"Lo que más le gusta son los paisajes al natural; se considera a sí mismo como un plenairista (referente a la pintura al aire libre)", apuntó. De la práctica de esta modalidad pictórica hay dos ejemplos en esta donación. El primero es un cuadro de 1984, un paisaje de Mura con "colores y formas más sólidos." El propio Verdós apuntó que se trata de un cuadro que representa su "época más impresionista, cercana a la escuela de Terrassa." El segundo es también un paisaje pero muy posterior, de 2012, con "un dibujo más difuminado, visto a través de los ojos del pintor, filtrado por sus emociones", explicó Ramos. El propio autor situó esta obra en los momentos posteriores de padecer "la desgracia de perder un ojo; empecé a hacer cuadros con esponja, muy difuminados, captando la esencia, sin detallar."
Cuenta que cuando perdió su ojo "me costó mucho volver a pintar, tuve una depresión", y al no poder utilizar la visión bifocal su mirada como artista se transformó. Más tarde, se decantó por los blancos, negros y grises que predominan en su autorretrato, "Abstracció", y que forman parte de su estilo actual. Es un cuadro que a Gemma Ramos le "enseñó una lección; a veces miramos pero no vemos, y la muestra de qu e la pintura, el arte, merecen una mirada atenta, tranquila. Cuando miré ‘Abstracció’ yo veía islas, pero cuando vi la foto que le había hecho de repente advertí que era un autorretrato."
Éste, el cuadro preferido de Ramos, es también el más abstracto, y es muy diferente al retrato que, por sorpresa, Verdós le regaló a Jordi Ballart, como ya hiciera en su día con sus predecesores, Manuel Royes y Pere Navarro. Ballart no obstante le advirtió que no acepta regalos, por lo que es más que probable que el cuadro acabe también donado a la ciudad y almacenado.
Sin saber de este obsequio, Ballart ya había alabado el "gran acto de generosidad, cualidad humana y ‘terrassenquisme’ de Verdós.".