A pesar de los constantes anuncios de mejora de la economía, la situación de aquellos que sufren las consecuencias de la crisis es cada vez más precaria. Así lo denuncia Càritas Diocesana de Terrassa en su memoria de 2016, que ayer se presentó en la sede de la entidad en Sabadell con motivo de la proximidad de la celebración del Corpus Christi, que coincide con el Día de la Caridad.
El documento, que alerta de la cronificación de la pobreza, indica que "algunas personas están quedando atrapadas en la telaraña de la precariedad". "Esta situación injusta se esta convirtiendo en estructural para muchas personas, las más vulnerables de nuestra sociedad y aquellas que están en riesgo de exclusión social", señala Salvador Obiols, director general de Càritas.
La entidad atendió el año pasado a 14.174 hogares en los dos Vallès, 2.590 de ellos en la zona pastoral de Terrassa (que además del citado municipio incluye también los de Matadepera, Ullastrell y Viladecavalls). Aunque el total de hogares atendidos no ha aumentado respecto a 2015 (cuando se dio apoyo a 15.478 familias), sí que lo han hecho los servicios prestados. Si en 2015, fueron 31.838, en 2016 ascendieron hasta 64.4999, lo que supone un incremento del 49%. "Estos hogares necesitan más apoyo", explican desde Càritas, que destacan que dos de cada tres personas atendidas en 2016 ya habían recibido ayuda de la entidad con anterioridad.
"Los hogares más vulnerables son los que tienen menores y sobre todo, los que tienen a un solo progenitor", explicó ayer Salvador Obiols. Y es que en este momento, en el 64,82% de los hogares atendidos hay niños y de estos, un 22,03% son unidades familiares monoparentales, cuando en 2015 representaban el 16%. Los hogares unipersonales también han aumentado, pasando del 21 al 24%. "Vivimos en un mundo hipercomunicado donde hay una carencia de comunicación y aunque a muchos nos parezca inverosímil, hay mucha gente que no tiene una red de apoyo detrás", precisó Obiols.
En la misma línea, "si tenemos que buscar un rostro que escenifique esta pobreza que es cada vez más crónica, es el de una mujer", indicó el director general, que señaló que el 67,71% de las personas que se beneficiaron de la ayuda de Càritas en 2016 fueron mujeres, frente a un 32,29% de hombres.
Desde el organismo solidario de la Iglesia Católica recuerdan que el desempleo "sigue siendo uno de los grandes problemas en nuestro país y un generador de pobreza". El 55% de las personas atendidas en edad laboral está en paro y el 43,38% son trabajadores pobres, es decir, empleados con condiciones precarias. En este sentido, desde la entidad denuncian que "los salarios que se reciben son insuficientes para cubrir las necesidades de muchos hogares" y exigen "un trabajo digno para todos", al mismo tiempo que apuestan por la formación y la inserción laboral. En el último año han ayudado a encontrar trabajo a 190 personas y la empresa de inserción laboral APASOMI, S.L.U., un proyecto impulsado por Càritas, ha contratado a 16 personas. "Tenemos que rescatar a las personas y no a los bancos", dijo Obiols.
Colectivos
En este momento, un 66,25% de las personas que reciben el apoyo de Càritas son adultas y un 27,92% son menores. Los jóvenes representan el 3,51% y los mayores de 65, el 2,32%.
En el perfil del demandante, un 45,77% es de nacionalidad española y un 52,30% extracomunitario. Además, una de cada diez personas son extranjeras en situación irregular. "Estos últimos son pobres entre los pobres. Personas que en muchos casos se ven forzadas a huir de sus países y al llegar aquí encuentran más hostilidad y más guerra, se encuentran desamparadas", dijo Obiols.
Entre las familias usuarias de los servicios de Càritas, un 84,74 por ciento viven en un hogar normalizado pero el problema de la vivienda también sigue siendo una realidad. Uno de cada diez hogares atendidos por Càritas son viviendas ocupadas y el 10,49% viven acogidos. Salvador Obiols denunció que "los precios del alquiler y los suministros caros son una nueva forma de desahuciar".
"Estamos creando una sociedad gris, oscura y triste. Hemos perdido muchos derechos y las familias caen en un pozo donde la salida es muy difícil. Con una clase media pobre y baja no se genera riqueza", comentó Obiols. Cora Mazo, responsable de acción social de la entidad, afirmó, en la misma línea que el director, que desde Càritas se constata que "la mejora económica no llega a todos los hogares y se tiene que construir la vida sobre una base muy inestable y precaria. El PIB crece pero también la pobreza y la desigualdad."
Por su parte, Josep Àngel Saiz Meneses, obispo de Terrassa -que también asistió a la presentación del informe-, aseguró que "no hay salida de la pobreza si no se hace desde la solidaridad". "La persona que llama a nuestra puerta no es un extraño, es un hermano", afirmó.