El centre Excursionista expone figuras elaboradas por el artista Ramon Roig y el dinero de la venta de los objetos será destinado al centro de acogida gestionado por Creu Roja.
Ramon Roig creó dos máscaras de Fénix porque l’Andana, el albergue para personas sin techo que gestiona Creu Roja, es precisamente eso, cuatro paredes y mucho más para que algunas personas hallen en ellas el hábitat en el que resurgir de las cenizas de la desdicha: "acoge a personas con problemas y las ayuda a volar de nuevo". Y en la experiencia puede quedar sembrada la esperanza del vuelo seguro. Él, Ramon Roig, el artesano de las máscaras solidarias que están a la venta para beneficio del centro de acogida, ha trabajado de voluntario en l’Andana, y sabe de lo que habla. "Allí encontré un mundo que posiblemente no quería conocer", afirma, sin tapujos. El mundo de los semejantes, de los que rodaron por el barranco, a veces sin apercibirse del primer tropiezo que inauguró el rodar.
El mundo este, el mundo de al lado, el suyo, el nuestro. A veces todo depende del soplo de un mal viento, de un átomo de azar que decanta la balanza de la vida hacia el lado oscuro. "Te das cuenta de que a ti te han faltado cinco minutos para ir a parar a un hogar como ese", dijo el artífice Roig ante el auditorio que asistió a la presentación de la exposición, que está en la sede del Centre Excursionista de Terrassa (calle de Sant Llorenç, 10) desde el 29 de mayo y hasta el 26 de junio.
El primer molde
Roig es un aficionado "al que se le puede dar la categoría de profesional", según Eva Cervelló, presidenta del Centre Excursionista. El artesano conoció la propuesta un par de años atrás. Hacía doce que no manufacturaba máscaras, pero algo se removió en su interior cuando dijo "sí" y, sobre todo, cuando realizó el primer molde de cartón, allá por octubre pasado. Difícil ser más explícito que el propio Roig al describir el zurriagazo interno del primer paso. Aquel molde fue para él "como una inyección de pan con tomate". Y los efectos de la inyección nutritiva lo llevaron en volandas, por lo que se ve. El resultado: 46 máscaras, muchas de inspiración veneciana y variopinta significación: dos máscaras de Fénix, una de Drácula, otra de un duende, otra de Arpía, y una de resonancias colombinas. Y más.
Voluntarios
"Treu-te la màscara davant la indiferència", reza el título de la muestra. Fuera rostros interpuestos, desdén protector del que no quiere ver. El dinero obtenido en la venta de los objetos se destinará a Creu Roja, a su proyecto de atención a personas sin techo, a un alojamiento, l’Andana, que, en palabras del presidente local de Creu Roja, Marià Gàllego, es más que un refugio, que un edificio de cobijo ubicado en el paseo del Vint-i-dos de Juliol, en el antiguo Acondicionamiento Tarrasense. "Es también un magnífico equipo de voluntarios y profesionales que intentan dar empuje a muchas personas", señaló Gàllego, que subrayó el orgullo "de gestionar fondos para esa ayuda".
"L’Andana es sitio para esperar a que pase el tren", añadió el presidente de Creu Roja. "Estas personas son como las demás, como nosotros, exactamente igual", había dicho el artesano Ramon Roig, como invitando a los presentes, a los que sí tienen techo fijo, de momento, a mirar cara a cara a los muchos usuarios del albergue con los que compartían la presentación. "Fuera las máscaras de la indiferencia. Pongámonos la de la solidaridad", clamó el artista. Y, seguro, pasarán los trenes.
LOS DATOS
Dónde. La exposición de máscaras está en el Centre Excursionista de Terrassa, en el número 10 de la calle de Sant Llorenç, en el Centre. Puede visitarse de siete de la tarde a nueve de la noche, hasta el próximo 26 de junio
Usuarios. El programa de Creu Roja y el Ayuntamiento para atender a personas sin vivienda asistió en el 2016 a 206 ciudadanos. El servicio incluye alojamiento y manutención, pero también un plan de trabajo específico para que los usuarios superen su situación