Los estudiantes, en su mayoría bachilleres, que se han matriculado a las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU), apuran las horas de estudio que les quedan que ya son pocas. La convocatoria arranca el martes y se alargará tres días. En esta ocasión será martes y 13, por lo que si alguién es supersticioso será mejor que esquive el refranero popular para no deprimirse más de la cuenta.
A los exámenes se han matriculado 573 alumnos de Terrassa de 16 centros públicos y privados. Son bastantes menos que el año pasado que fueron cien más (669). Todos ellos acudirán de nuevo al campus de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y se repartirán en diferentes tribunales. El primer día, como es habitual, empezará con las materias de lengua y literatura castellana, seguirá lengua y literatura catalana y después una de modalidad.
Los alumnos que se preparan para el evento preuniversitario llenan desde hace días bibliotecas, centros educativos y también alguna que otra cafetería cerca de estos equipamientos. La Biblioteca Central de Terrassa (BCT), como siempre, es la más reclamada. No sólo por su centralidad en el municipio sino también por su amplio horario. Esta biblioteca ha conseguido, finalmente, consolidar sus aulas de noche y en épocas de evaluaciones cierra al final del día.
Los bachilleres y, en menor medida, los de FP de gador superior, que se presentan a la selectividad son de los primeros en finalizar el curso. Es un adelanto, sin embargo, obligado porque los alumnos y también sus profesores son conscientes de que necesitan de unas semanas libres para reponer fuerzas y dedicarlas a revisar los temarios para las PAU.
“Mucha materia”
Los estudiantes dicen que la selectividad está un tanto mitificada (en realidad aprueba casi el cien por cien) pero no esconden su temor a no estar a la altura. “En las PAU entra mucha materia” , se lamenta Miquel Callao, del Institut (INS) Terrassa. “Yo hace tres semanas que vengo a la BCT a estudiar y cada día que pasa tengo la sensación de que me faltará tiempo, especialmente para Biología y la Filosofía que hay que memorizar mucho”.
A su lado, en la misma mesa de la BCT, su compañera de instituto, Andrea Martínez, comparte su opinión. “Me he puesto de modo intensivo hace una semana pero ya veremos que pasa. Lo peor que llevo es la Filosofía”. Miquel y Andrea se sienten optimistas para aprobar la selectividad. Si acaso lo que ya no tienen tan claro es entrar en la carrera que quieren en primera opción. “Yo quiero estudiar el grado en Odontología en la Universitat de Barcelona (UB). El año pasado pedían un 11,7 sobre 14. Es una nota muy alta. No sé si llegaré a pesar de que mi nota medida de bachillerato es de un 8,05″, contó Andrea quien agregó convencida de que ” si no pudo me iré a la segunda opción que es Higienebucodental”.
Miquel aseguró que estaba más tranquilo. “Yo quiero estudiar Fisioterapia. El año pasado salió con una nota de corte de 6,8. Creo que podré cumplir con mi sueño porque es una nota bastante asequible”. Andrea y Miquel, como otros alumnos, se preguntan estos días si es imprescindible que haya una prueba para acceder a la universidad. Una cuestión esta que les ha afectado porque en teoría ya eran de la promoción en la que las PAU iban a desaparecer por aprobación del Gobierno de Rajoy pero, al final, se han quedado, no solo en Catalunya (aquí el Govern siempre apostó por mantenerlas) sino también en las demás comunidades.
Andrea considera que la selectividad no tiene sentido. “Creo que con la nota media de bachillerato ya sería suficiente para que pudieras hacer una preinscripción universitaria en el grado que quieres”.
Otros estudiantes próximos, como Aina Pascual, del Institut Matadepera, que también se preparaba en la BCT para estos exámenes dijo que tiene dudas. “En los últimos años ha sido motivo de polémica entre gobiernos. Yo no sé si debe desaparecer o no. De lo que si estoy segura es que es un modo de medir el acceso a la universidad más equitativo porque todo el mundo se examina con unos mismos parámetros. De todas formas genera pros y contras”.
Los alumnos entrevistados realizarán la selectividad en el campus de la UAB como todos los de su promoción que se han matriculado a las pruebas para entrar en la universidad. Ir a la UAB para las PAU ya se ha convertido en un hecho normal aunque para todos sería mucho más cómodo examinarse en Terrassa, en el Vapor, como tiempo atrás. Hasta 2013, con algún intervalo, la ciudad acogía tribunales y casi un treinta por ciento del total de estudiantes podían realizar las pruebas aquí. A partir de aquella fecha ya no ha sido posible. Los motivos del Ayuntamiento han sido diversos. Desde que necesitaba las aulas del Vapor para la UNED (centro a distancia que se ha mudado finalmente a Barcelona) hasta que era imposible hacer una inversión (unos tres mil euros en mobiliario) para los tres días que duran las PAU. En esta edición, el teniente de alcalde de Universidades, Amadeu Aguado, ha explicado que “ofrecimos el Recinte Firal -único equipamiento municipal disponible para estos días- pero los organizadores de las PAU lo desestimaron porquee no reunía buena acústica para los exámenes de lengua extranjera”. Aguado agregó que sobre esta respuesta, recibida en diciembre de 2016, no se plantearon “hacer una inversión por una actividad que dura tres días ni otras opciones.