Llegó a Terrassa procedente de Navarra, su tierra natal, y junto a sus compañeras ha dejado impronta en generaciones de alumnos y alumnas de las Salesianas. Después de dedicar varios años a las Plataforma Sociales de la congregación, ha vuelto a la ciudad para emprender de nuevo en el terreno social y empoderar a las mujeres en tiempos de crisis.
¿Cuál ha sido la aportación del proyecto salesiano a Terrassa?
Llegamos en un momento que requería nuestra apuesta por lo social y después nos hemos volcado en la vertiente educativa y en la innovación. El barrio se ha ido transformando y hoy volvemos a impulsar grandes proyectos sociales dentro de la Fundació Maria Auxiliadora en respuesta a la crisis. No hemos dudado en emprender. Tenemos una empresa textil para empoderar a las mujeres en situación de pobreza.
Cómo se gestiona la peculiaridad de una escuela de raíz religiosa con una estructura seglar?
Formamos en el carisma salesiano a los seglares que nos han relevado, para que trabajen en la corresponsabilidad de los equipos y en la sostenibilidad de la obra.
¿Y cómo definiría el proyecto salesiano hoy en día?
Plantamos una pequeña semilla y hoy, 50 años después, se ha multiplicado en tantas personas con vocación educativa…Este es un momento de ilusión, de audacia y de esperanza. Siempre trabajamos para que alumnos y usuarios sean personas felices, creadores de ciudadanía. Para nosotros es clave que las personas se sientan acogidas, valoradas, queridas. Y nos esforzamos para que además sean competentes en el ámbito universitario y en el laboral. Lo hacemos desde el tiempo libre y en los proyectos sociales. Educamos en el compromiso y buscamos que desde pequeñitos sean protagonistas de su desarrollo, y que lo proyecten al entorno familiar, al barrio y a la ciudad.
En una sociedad cada vez más laica, ¿cómo encaja un proyecto como el salesiano?
Nosotros ciudamos la inclusión a todos los niveles, porque vivimos en un mundo plural, multicultural y multireligioso en el que las minorías necesitan ser escuchadas. Ese es el futuro que espera a nuestros alumnos. Por eso en nuestra casa el cristianismo es una propuesta, nunca es una imposición.