Los acusados, los cinco, tres chicas y dos chicos, se abalanzaron sobre él, sobre la víctima, un joven autista, "y le golpearon con puñetazos y patadas" en buena parte del cuerpo, y uno de los agresores usó un mosquetón a modo de puño americano. Eso relata el fiscal que ha calificado los hechos: la paliza sufrida el 21 de febrero pasado por un joven con síndrome de Asperger que padeció aquel día una doble fractura de mandíbula por el ataque. El Ministerio Fiscal, que observa alevosía y asegura que los inculpados se concertaron entre ellos para el acometimiento, pide cinco años de prisión para cada uno de los cinco procesados, pero la acusación particular amplía la petición de pena a diez años.
La noticia se extendió por medios de todo el país el 3 de marzo: cinco personas, tres muchachas de 18 años, y dos varones, de 22 uno y de 23 otro, habían sido detenidos por los Mossos d’Esquadra por la brutal paliza propinada a otro joven, de unos 20 años, en Roc Blanc. Lo más impactante eran la magnitud de la agresión y las características de la víctima, un joven afectado de un síndrome del espectro autista, pero también cobró relevancia el modo en que víctima y presuntos victimarios se vieron. Según la información policial, el chico y una de las muchachas, amigos, habían mantenido una refriega en redes sociales y ella urdió una venganza. La acusación particular dice que la chica le había dejado claro que la evitase, pues no podría controlarse si lo veía. Una amiga de la chica hizo llegar al joven su disposición a una cita amorosa en un lugar apartado.
Quedaron a las siete de la tarde del 21 de febrero en una riera próxima a la Ronda de Ponent. La chica-señuelo estaba con dos perros. El fiscal afirma que se había concertado con las otras dos jóvenes para preparar la acción, y las tres con los dos varones para que las ayudaran. Cuando llegó, el joven se percató de la emboscada, dice la acusación particular. Vio que allí cerca había dos mujeres más, y dos hombres. Quiso marcharse, dice el relato acusatorio, pero la joven con la que se había citado "le comenzó a dar golpes con el mango de la correa de uno de los perros". Que no te vas, que te pego, afirma la acusación que espetó la chica.
Golpes con un mosquetón
Él levantó los brazos "para protegerse del golpe de la correa", dice la acusación, y entonces se abalanzaron sobre él "todos los acusados" y uno de ellos portaba un mosquetón de escalada a modo de puño americano y le asestó con el arma golpes en la cara. "La víctima intentó levantarse tres veces con la intención de marcharse del lugar, pero los acusados no cesaban en su actitud y seguían propinándole golpes", añade el escrito. El chaval decidió permanecer inmóvil en el suelo, simulando estar inconsciente, para tratar de detener así el aluvión de golpes en la boca. El menudeo de impactos paró y los agresores se fueron, dejando al chico tirado en el suelo. Uno de los acusados, antes de irse, le soltó: "que te sirva de experiencia para no hablar de personas muertas". Y es que, al parecer, según fuentes próximas al caso, los procesados culpaban a la víctima de haber emitido comentarios despectivos de una joven, amiga de las chicas, que había fallecido no hacía mucho tiempo. La acusación particular se refiere a ese incidente previo como "un malentendido". También lo califica así, al menos, una de las defensas.
El agredido, en su nebulosa de dolores atropellados, se incorporó cuando se vio solo y seguro. Como pudo, subió a la Ronda de Ponent y llamó a emergencias con su teléfono móvil, que alguno de los procesados le había intentado arrebatar, añade la acusación.
Llegó una dotación de los Mossos d’Esquadra. El herido estaba muy lastimado. Había sufrido una doble fractura mandibular. Fue trasladado a MútuaTerrassa y luego al hospital Vall d’Hebron de Barcelona. A los pocos días lo intervinieron.
Investigación rápida
Los mossos hablaron con el herido y rastrearon redes sociales. Indagaron en el entorno de amigos de unos y otros. Se emplearon a fondo en unas investigaciones que dieron frutos pronto. A los cuatro días de la paliza fueron detenidas las tres chicas. Al día siguiente, domingo, los agentes arrestaron a los dos varones. El lunes, 27 de febrero, los cinco pasaron a disposición judicial. Las mujeres salieron en libertad, con cargos. Los dos jóvenes, ambos con antecedentes, ingresaron en prisión preventiva.
Para el fiscal, los cinco encausados son culpables de un delito de lesiones con uso de arma y alevosía y deben ser condenados a cinco años de prisión. Y a pagar al herido la indemnización que se determine en ejecución de sentencia. La celeridad del proceso judicial no ha permitido conocer las secuelas. La representación de la víctima duplica los años de prisión: reclama cinco por "delito de lesiones con uso de arma, alevosía y cometido contra persona con discapacidad necesitada de especial protección", y otros cinco por un delito de robo con violencia e intimidación en grado de tentativa, por el intento de sustracción del teléfono móvil.
El juicio se celebrará en breve. Será entonces cuando, se presume, las chicas aclaren si se concertaron o no con los otros dos para llevar a cabo la represalia; cuando, se presume también, aseguren que sólo querían hablar con el atacado porque había faltado a la memoria de una amiga; cuando se sepa si, como alguien declaró, según fuentes próximas al caso, el agredido agarró una piedra primero.
En las declaraciones que constan en la causa, agregan las mismas fuentes, las tres muchachas implican a los otros dos acusados en la agresión. Y uno de ellos, al menos, no negó haber participado en la paliza, pero matizó que las chicas lo provocaron todo y que una soltó guantazos a la víctima.