Arrebató el DNI a su asustada víctima. "Con esto, sé dónde vives y si me denuncias o me pillan iré a por ti", le espetó, antes de huir. Y antes de huir dejó encerrada a la comerciante en el establecimiento. Echó la llave. Ese atraco lo cometió a las 12.40 del mediodía del pasado 21 de diciembre en la calle Volta. Veinte minutos más tarde perpetró otro muy cerca, en la calle de Iscle Soler y cinco minutos después de este segundo asalto, ejecutó otro a unos pocos metros, en la calle de la Unió. En todos, en los tres, esgrimió un cuchillo. Unas semanas después el sospechoso, tipo bregado en estos lances de robo con violencia, fue detenido. El fiscal pide que sea condenado a quince años de prisión.
La primera victima fue atendida por personal sanitario debido a una crisis de ansiedad. No era para menos. Estaba trabajando en el local, un taller de arreglos de ropa y piel, cuando un delincuente entró en el establecimiento a cara descubierta y armado con un cuchillo que colocó a la víctima cerca del cuello. "Dame todo lo que tengas", le dijo. Ella le dio 210 euros, dos teléfonos móviles, las llaves del local y su DNI. Y mientras le mostraba el carné, él le soltó aquello de "con esto sé dónde vives y si me denuncias o me pillan iré a por ti".
El asaltante emprendió la huida, no sin antes recargar la angustia de la víctima encerrándola. Al parecer, cerró la puerta de vidrio y luego bajó la persiana. Una vecina oyó golpes que primero atribuyó a los trabajos de un vecino que estaba de obras en su casa. Supo lo del robo en el taller cuando vio llegar a la policía y a ambulancias. Y a los bomberos, para rescatar a la afectada. "Temblaba, estaba muy nerviosa", recordaron los testigos que la vieron poco después del robo.
Pronto tuvo noticia la policía de un segundo asalto de marca similar, aunque esta vez sin encierro. A la una de la tarde, unos veinte minutos después del primer robo, agentes que se encontraban en la calle de Volta salieron corriendo y cruzaron la Rambla d’Ègara. Algunos testimonios pensaron que quizás alguien había visto al sospechoso por las inmediaciones, y de ahí la prisa de los agentes por alcanzarlo. Pero la celeridad policial obedecía a un segundo atraco, perpetrado a pocos metros: en la calle de Iscle Soler, en el Centre.
El delincuente había blandido también un cuchillo, pero seguramente era otro distinto al enarbolado en el primer hecho delictivo, pues trascendió que el arma blanca usada en el taller la había abandonado allí mismo. La policía cree que portaba dos. Según el fiscal, en el segundo atraco, en una tienda de ropa masculina, el ladrón se dirigió a la propietaria "y la amedrentó exhibiéndole un cuchillo". Y le dijo que venía "a por el dinero" y le lanzó un aviso: "no llames a nadie, te están vigilando". Se apoderó de diez euros y una camisa. Y se marchó, pero después de porfiar en la intimidación exclamando "no llames, ¿eh? Te estoy vigilando".
A la sarta de robos le faltaba un asalto más. El malhechor dobló la esquina de la calle de Iscle Soler y quiso redondear su jornada de atracos a punta de cuchillo. Entró en un comercio de ropa y complementos de la calle de la Unió. No se retuvo ni al ver a una niña de 11 años junto a la dependienta. Poco le importó la presencia infantil. Amedrentó a las dos con el arma blanca. "No grites", dijo a la cría. "No llames a nadie o te buscaré", dijo a la mujer. "Pon el dinero en la bolsa", añadió, según el fiscal. Pero no le podía meter dinero en la bolsa porque no había dinero en la caja, por lo que el delincuente exigió a la víctima que le entregase el móvil. Y escapó.
Detenido y procesado
Agentes de los Mossos d’Esquadra detuvieron al sospechoso de los atracos unas semanas después. En febrero pasó a disposición judicial y el 15 de ese mes el juzgado de instrucción número 1 de Terrassa acordó su ingreso en prisión provisional por esta causa.
Tres días después, el Ministerio Fiscal formuló la acusación: afirma que los tres hechos narrados son constitutivos de otros tantos delitos de robo con intimidación en establecimiento público con uso de arma; y estima que concurre la circunstancia agravante de reincidencia, pues el encausado había sido condenado en mayo del 2012 por un juzgado penal de Barcelona a un año y nueve meses de prisión por un atraco y a tres años y seis meses por otro. El procesado, a quien la Audiencia Provincial prevé juzgar hoy, tiene 39 años.