"Vayamos a la calle a luchar por nuestra dignidad". La cuenta de la red social Twitter abierta por policías municipales de Terrassa echa humo desde hace días. El miércoles se celebró una asamblea general de agentes locales y la conclusión fue clara, de abrumadora unanimidad: no van a aceptar la decisión del gobierno de crear dos turnos de doce horas de trabajo consecutivas para cubrir los fines de semana. No van a permitir que, una vez más, la plantilla cargue con los déficits estructurales.
La razón principal de la revuelta es de mayor arraigo, profunda, y la decisión de los turnos de doce horas no es sino el reflejo final de una falta de previsión, según destaca Aniceto Díaz, presidente del Sindicato de Funcionarios y Policías (SFP), mayoritario en el cuerpo municipal. El motivo hondo del hartazgo de la plantilla está relacionado "con la carencia de personal" que desde hace años arrastra el cuerpo de la Policía Municipal, lastrado por una proporción agentes-habitantes del 1,02 por 1.000 cuando la ratio ideal es de 1,7 según la Unión Europea. Y en Badalona, advierte Díaz, es de 1,29, y en Barcelona de 1,82. Y de 1,64 en Tarragona. En Badalona la proporción ronda la cifra de 1,30 agentes por cada mil habitantes. "Históricamente ha faltado previsión de responsables políticos para ir aumentando el número de agentes a medida que crecía la ciudad. Tenemos déficit de policías y una plantilla envejecida", manifiesta el presidente del sindicato. CCOO, UGT y SALT están juntos en la misma lucha.
Las protestas llegan justo un año después de que Antoni Flores fuese nombrado intendente mayor, jefe de la policía local, en sustitución de Joan Antoni Quesada. Muchos veteranos quedaron sorprendidos por el éxito de participación en la asamblea del miércoles. Asistieron 140 agentes de una plantilla de 219 personas. Y aprobaron, sin votos en contra, rechazar la propuesta y llevar a cabo movilizaciones. La primera, seguramente, tendrá lugar en el Raval de Montserrat, el próximo jueves, cuando en el Ayuntamiento se esté celebrando el pleno mensual.
El motivo de fondo es la carencia de previsión, la falta de medios, según los denunciantes. El detonante de la revuelta es la resolución de los responsables de que, a partir de enero próximo, el nuevo convenio incluya la realización de dos turnos, de doce horas, los fines de semana. Cuesta horrores sacar patrullas a la calle en esos dos días, y la decisión de los jefes del área pasa por intentar cubrir esas jornadas con los dichos turnos largos.
Retroceso
Los policías no están dispuestos a aceptar una solución que consideran indigna y un retroceso en derechos laborales, y sobre la mesa de negociación hay una organización alternativa que permitiría continuar con los turnos normales, de ocho horas, incorporando al trabajo algunos fines de semana a los agentes que hacen horario partido de lunes a viernes. Pero adoptar esa medida conllevaría, de nuevo, "cargar sobre compañeros" un parche temporal, que no una solución.
El rechazo a los turnos de doce horas no se debe sólo al estrés que supondría a los guardias ni a la quiebra de la conciliación familiar, ni al esfuerzo que exigirá. El rechazo, agrega Díaz, tiene que ver también con la seguridad de los ciudadanos, pues es difícil dar un servicio óptimo, a veces en condiciones que exigen decisiones in extremis, con tantas horas de trabajo a la espalda. "Estamos en nivel de alerta 4 de terrorismo", recalca el sindicalista para demandar sensibilidad con los agentes que en muchas ocasiones se ven obligados a patrullar solos. "Estamos sufriendo, nosotros y los ciudadanos, una acumulación de promesas incumplidas. Y la plantilla ha dicho: ‘hasta aquí hemos llegado’".