Tras varios días de agitación en la ciudad, los obreros de la Terrassa de 1900 salieron este domingo al mediodía a la calle para reivindicar mejoras salariales y la jornada laboral de ocho horas. Decenas de mujeres y también algunos hombres se concentraron en el patio del Vapor Aymerich, Amat i Jover para preparar los últimos detalles de la manifestación, que a partir de las doce recorrió la Rambla d’Ègara, la calle del Peix y el Raval de Montserrat, hasta llegar a las puertas del Ayuntamiento.
En el patio de la antigua fábrica, una de las trabajadoras lamentó que tras once horas de trabajo, las mujeres aún tengan que cuidar de la casa y de los niños. Además, criticó que por el mismo trabajo cobren menos que los hombres. Por eso, llamó a todas las mujeres obreras a asociarse. Un empleado del Vapor Ros animó a sus compañeros a luchar por un trabajo digno. "No nos podemos rendir . Nos necesitan para mantener sus fábricas en funcionamiento y tarde o temprano tendrán que escucharnos", aseguró el obrero.
A lo largo de la manifestación, encabezada por una pancarta con el lema "Salarios dignos. Ocho horas de trabajo", los obreros pronunciaron varias consignas a favor de un trabajo digno, una jornada laboral de ocho horas, la asociación de las mujeres trabajadoras, la igualdad entre hombres y mujeres, los salarios dignos, el derecho a voto de las mujeres y la abolición del trabajo infantil.
"Igual trabajo, igual salario", "Queremos salarios dignos, ocho horas de trabajo", "No al trabajo infantil", "La mujeres queremos votar" y "No queremos que nos exploten" fueron algunas de las peticiones que se escucharon y también se vieron plasmadas en los carteles y pancartas que llevaban los manifestantes.
Al llegar al Raval de Montserrat el proletariado se enfrentó con varios grupos de la burguesía. "¡Fuera! ¡Fuera de aquí! ¡Explotadores!", se pudo escuchar de la boca de los obreros, mientras un grupo de burgueses que visitaba Terrassa se preguntaba si no había policía en esta ciudad. La protesta terminó delante del Ayuntamiento con aplausos y gritos a favor de la lucha obrera, que los manifestantes aseguraron que mantendrán hasta que logren respuestas favorables.
De este modo, los egarenses de del siglo XXI y los visitantes que se acercaron a Terrassa pudieron presenciar una protesta obrera y feminista que intentó ser lo más parecida posible a las que se desarrollaban hace más de un siglo.