Cuando el crítico Jordi Marrugat, explicando "Quan arriba la penombra", anunció que iba a hacer un "spoiler" (destripe) de uno de los relatos que forman el libro, fue cortado por un sonoro "!no!" proferido por muchos de los asistentes que llenaban la sala de la Biblioteca Central, y en ese momento se palpó realmente que la presentación de la nueva obra de Jaume Cabré era un auténtico acontecimiento. "Una ocasión muy especial", había abierto Maria Gental, directora de la Bct,visiblemente emocionada por el hecho de que el escritor terrassense de mayor relieve "haya decidido escoger nuestra biblioteca para presentar su nuevo libro". Desde el anterior, la novela "Jo confesso", han pasado ya cinco años y medio, "y todos teníamos ganas de saber cómo se expandía el mundo de Cabré", señaló el editor, el terrassense Josep Lluch. Y ante esa sala llena de personas de todas las edades (incluso un bebito llorón, y una chica con el pelo verde, y la alcaldesa de Matadepera, y el artista Nolo), Cabré afirmó sentirse también "muy emocionado de encontrar tantos lectores para un libro que acaba de salir".
Y elogió su resistencia ante el amago de "spoiler". "Esta defensa que han hecho está en la base del placer de la lectura, que es precisamente un ir explorando. Cada página resulta un descubrimiento para el lector. Por tanto, el oficio de escribir consiste en mostrar y no explicar, para que el lector vaya sacando sus consecuencias y vaya descubriendo por su cuenta".
Para Cabré, el lector es el dueño de la lectura, y si el texto tiene las cualidades debidas, "sucede que no lo puedes dejar. Es lo que me gustaría que os pasara a todos con este libro. Otra ambición no tiene".
Un cuentista constante
"El cuento no es un género secundiario sino intrínseco en la obra de Jaume Cabré", afirmó Jordi Marrugat, recordando que su primer libro, "Faules de mal desar" (1974) lo fue precisamente de narraciones breves. En este último están además todas las constantes de su literatura: el poder "que quiere oprimir las diferencias y controlar la realidad", su encarnación en las instituciones religiosas y políticas, la revuelta contra éstas; también los temas "más genéricos, vinculados a la condición humana: el amor, la envidia, la avaricia, y las reflexiones sobre el arte. Todo ello servido "desde un dominio absoluto de la técnica y el arte de la narración".
Tal como indica su título, los trece cuentos de "Quan arribi la penombra" abordan principalmente la parte oscura del corazón humano, pero a la vez "la relación entre la vida, el arte y la moral". Al final, "el arte acaba dando sentido a nuestra vida. Para que la vida tenga sentido, necesitamos una historia, y nos la proporciona el escritor. El arte acaba siendo la realidad". Y el escritor, el artista, para extraer la belleza, antes "ha de entrar en el corazón de las tinieblas".
Y Cabré lo hace jugando básicamente, según afirmó, con "la intuición narrativa y las ganas de explicar una historia que tienes. Cuando escribes, no piensas demasiado en cuestiones de coherencia o moral. Si quisiera hacer algo muy cerebral, muy pensado, aún estaría escribiendo la primera página".
Relatos "autosacrificados"
A "Quan arriba la penombra" Cabré ha querido darle un epílogo en el que, entre otras cosas, habla de "los descartados", esto es, aquellos cuentos que originalmente formaban parte del libro, pero que finalmente descartó. ¿Por qué? Por darse cuenta de que "me habían ayudado a desarrollar el trabajo del conjunto, pero que éste quedaba mejor sin ellos. Ha sido un autosacrificio. A veces te enamoras de una historia, y un día la lees friamente y te dices ‘¿dónde vas con esto?’"
Marrugat había señalado que así como obras anteriores de Cabré parecen tener una inspiración musical en su estructura, en ésta era pictórica. "El libro está construido como si fuera un cuadro, con el primer cuento y el último, que tienen muchas cosas en común, que lo enmarcan, y personajes que reencontramos en diversos relatos." El escritor le agradeció su lectura en profundidad, "un trabajo que tiene sus horas", pero parecía un tanto escéptico sobre su interpretación. "Marrugat ha creado un mundo de relaciones que está, pero que en algunos casos me las ha explicado él." El trabajo del crítico consiste en extraer de las obras literarias "explicaciones racionales", pero en el suyo, "en definitiva, todo es muy intuitivo y me gusta que sea así".
En el turno de preguntas, los asistentes quisieron saber cómo escribía Cabré ("siempre arranco a mano, después con el ordenador") y sus lecturas "La poesía es vitaminas para un escritor, porque es la fuerza de la palabra", afirmó.