Terrassa

Intentó robar en un fotomatón usando un martillo y un cincel

No actuó solo, sino con otros individuos que no fueron identificados. Él sí lo fue: le imputaron un robo con fuerza en un fotomatón del antiguo Eroski y por ese forzamiento con fines económicos, perpetrado con martillo y cincel, ha sido condenado a seis meses de prisión.

Eran las 00.45 del 4 de septiembre del 2012. Dice la Justicia que el acusado, de origen dominicano, y otras personas violentaron la cabina de fotomatón situada en el centro comercial de la calle de Extremadura. Querían llevarse, claro, la recaudación, pero no lo consiguieron porque llegó la policía. En efecto, agentes de los Mossos d’Esquadra se presentaron en el establecimiento y sorprendieron al acusado. Una sentencia del juzgado de lo penal número 2 de Terrassa le impuso la pena citada, de seis meses de prisión, por un delito de robo con fuerza en grado de tentativa, pero el procesado recurrió el fallo ante la Audiencia Provincial.

El tribunal barcelonés ha desestimado su recurso. El implicado no se presentó en el juicio, por lo que no pudo defenderse, pero el tribunal apoya la decisión de la juzgadora de primera instancia de celebrar el juicio en ausencia del acusado, pues concurrían los presupuestos previstos en la Ley de Enjuiciamiento Criminal: la ausencia injustificada del acusado debidamente citado no puede ser causa de suspensión si el juez "estima que existen elementos suficientes para el enjuiciamiento".

Otra de las alegaciones planteadas por la defensa, vinculada a esa primera, refería que la incomparecencia no debía implicar la culpabilidad. Es cierto, dice el tribunal, antes de añadir que la sentencia del juzgado de lo penal sustentaba su condena en la prueba testifical. Aunque el procesado hubiera asistido al juicio, de poco le hubiera servido, viene a decir.

Otra alegación hablaba de la falta de pruebas que atribuyesen sin duda la autoría material del robo al acusado. Había más personas allí y a él no se le intervino ninguna herramienta, y en el visionado de las cámaras de seguridad tampoco se apreciaba con nitidez su participación; según la defensa, un testigo (un vigilante) no pudo ver quien propinaba los golpes a la cabina.

La resolución de la Audiencia Provincial ratifica los argumentos de la sentencia terrassense, recordando que tanto el vigilante como un policía explicaron "con gran detalle" la actuación del sospechoso. El guarda controlaba las imágenes de la cámara de seguridad y vio a tres o cuatro chicos acercarse al fotomatón. Y luego observó cómo uno de ellos entraba en la cabina y la golpeaba con una maceta, mientras los demás seguían afuera "en actitud vigilante".

Los ladrones echaron a correr cuando llegaron los agentes, pues el guarda había dado la voz de aviso a la policía. En su huida, los tipos tiraron lo utilizado por uno de ellos para el forzamiento. Un mosso d’esquadra consiguió alcanzar a uno de los asaltantes.

In fraganti
El mosso y un compañero patrullaban aquella noche de paisano cuando la sala de comunicaciones policiales les requirió para acudir al Eroski: alguien intentaba robar en un fotomatón. A su llegada, según declaró el policía, vieron a los ladrones manipular el cajero de la cabina. Actuaban conjuntamente, según ese testigo. Cuando se identificaron como polis, los chicos salieron corriendo y arrojaron el cincel y el martillo que los mismos agentes intervinieron después. Sólo pudieron agarrar a uno de ellos: al acusado.

En la sentencia original no hay nada "insuficiente, ilógico, erróneo o absurdo o contrario a los criterios ordinarios de razonamiento" que hagan dudar de la valoración de la juzgadora, afirma el tribunal. "Estamos ante un delito flagrante", agrega, por lo que no hacía falta, como adujo la defensa, ni reconocimiento fotográfico ni en rueda. ¿Fue el acusado autor material del forzamiento? Da igual, dice la resolución: lo relevante es que participó en unos hechos delictivos en los que los implicados se repartieron las funciones: uno forzaba y los otros vigilaban. Todos huyeron. O lo intentaron, como el acusado.

To Top