En realidad no soy un artista, sino un ‘anartista’", te dice Narcís Serrat, nada más comenzar a recorrer con él su exposición individual en el Centre Cultural Terrassa, poco antes de su inauguración. Sabíamos que a su condición de montañero (con diversos ascensos a más de siete mil metros de altura), excursionista y librero (fue cofundador de El Cau Ple de Lletres) añadía la práctica artística, faceta menos conocida, pero no que la tiene planteada bajo un concepto que supone una libertad creativa total. Serrat no se considera propiamente artista porque no busca una coherencia en sus obras, a menudo basadas en objetos encontrados casualmente. Ni trabaja de manera continuada, solo cuando, sin buscarlo, un estímulo le lleva a la creación de una pieza. Y ni siquiera tiene estudio.
De ahí, también, que su primera exposición individual, ésta, llegue la friolera de 44 años después de que presentara por primera vez una obra en una colectiva, y no haya sissido por iniciativa propia. "En 1973, me hice socio de Amics de les Arts, porque serlo era requisito para participar en sus exposiciones colectivas, y desde entonces lo he hecho en todas", explica. Su primera individual pudo llegar en la década de 1990, cuando fue seleccionado en el proyecto Catex, para exponer en la Muncunill, pero finalmente la rechazó porque las dimensiones de la sala excedían sus posibilidades.
Pensadas para este espacio
Y quizá nunca la habría hecho, de no ser por Xon Utset, de Amics de les Arts, que le invitó al Espai La Galeria del Centre Cultural, que le parece muy apropiado para el arte, y para el que ha creado muchas de las piezas de "Textures". Algunas, incluso han sido elaboradas jugando con los focos concretos de la sala, como "Vareta màgica", "en la que, para mí, la obra también es la sombra que le proporciona la luz".
La exposición presenta piezas de diversas épocas, materiales y lenguajes, en su mayor parte conducidos a unos resultados con texturas. Los primeros han sido trabajados con papeles, arrugados, rajados, superpuestos, encuadrados, iluminados. Siguen algunos dibujos de pocos trazos, "muy sutiles, nunca me gusta cargar", y obras realizadas con materiales encontrados, algunas sencillamente cortadas y enmarcadas. Así, "Pluja" era un plafón de dos metros, en los que Serrat buscó el cuadro con significado. Un tronco de encina quemado, y un nido, lo convirtió en una alegoría a la muerte y a la vida. Otros tres troncos quemados, en el suelo, sostienen un libro de piedra, forman un conjunto escultórico que resulta "un homenaje que hago, como librero, al libro que ha de perdurar".
Nogalina, limón y lluvia
Serrat es un experto calígrafo, que ha hecho cursos de todo tipo de letras, y también los imparte, y la caligrafía está presente en muchas de las obras de texturas. "A lo que me dedico más es a la caligrafía. Tras estudarla mucho, me he quedado con mi propio tipo, que llamo ‘caligrafía recreativa’". La realiza con lejía, nogalina, café, zumo de limón, extractos de remolacha, a modo de tinta, en algunas ocasiones con la tela trabajada al fuego, bajo un brazo de madera hallado en Nepal, o con pigmentos de tinta que "a veces confluyen los de un color y otro y le dan diferentes tonos. En las dos últimas, Serrat ha creado texturas con nagolina dejando la tela bajo la lluvia. "Cuando se está secando, hay un momento en que paro el proceso." Un "anartista" al que le gusta, siempre, experimentar.
LOS DATOS
Exposición: "Textures"
Artista: Narcís Serrat
Sala: Centre Cultural Terrassa
Fechas: Hasta el 29 de abril