La actriz Carmen Machi, de reconocida trayectoria en teatro y también en cine y televisión, actuará este domingo por primera vez en Terrasssa, donde presentará en primicia para Catalunya “La autora de las meninas”, escrita y dirigida por Ernesto Caballero. Machi cuenta en esta entrevista su visión sobre la obra al tiempo que habla de su profesión.
La obra que usted representa plantea la hipótesis de que un Gobierno falsifique cuadros para tener una vía de ingresos para sanear su déficit. Alguien podría considerar que es una historia atrevida
No sé si es atrevida o no. Lo que sí es cierto es que es un texto contemporáneo, actual, que plantea una situación que nos afecta. El punto de partida es que hay una crisis económica y el Gobierno decide vender patrimonio pero, claro está, no todo está a la venta y planea una estrategia. Este es el relato pero tiene muchas lecturas. Es una obra que también pretende concienciar sobre cómo gestionamos la cultura y por ende cómo reaccionamos emocional y sentimentalmente a algo sobrevenido.
El plan que tienen es encargar obras patrimoniales, como “Las Meninas”, de Velázquez, a una monja copista que es el personaje que interpreta usted
El tema de los copistas es muy interesante y ha generado artistas increíbles que, claro está, permanecen en el anonimato porque no firman ellos. Esta monja que interpreto recibe el encargo de copiar este lienzo. Es una tentación que le genera un gran dilema porque, además, el cuadro que le encargan está en el Museo del Prado y es uno de los cuatro que no se puede copiar.
¿Cómo ha preparado el personaje?
Es un personaje muy atractivo. La figura de la monja va asociada a la ingenuidad, inocencia, bondad, humildad pero un encargo de esta magnitud la puede convertir en muy vanidosa. Es un personaje que es un caramelo.
Ernesto Caballero es el autor y director y a la vez director del Centro Dramático Nacional. ¿Había trabajado con él?
Mi relación teatral con Ernesto viene de lejos aunque ahora hacía tiempo que no trabajábamos juntos. Su propuesta para hacer “La autora de Las meninas” me entusiasmó. Ernesto maneja muy bien la dramaturgia, la dota de intelectualidad y a la vez de popularidad. Es fabuloso. Y también lo es como director. Reparte mucho juego teatral y de alto nivel. Es super interesante. Y creo que los tres actores que defendemos esta obra – está también Mireia Aixalà y Fernando Reyes- estamos muy cómodos.
La función que harán de esta obra el domingo en Terrassa es la primera de Catalunya antes de recalar en otras ciudades y en Barcelona, donde hacen temporada, del 22 de abril al 4 de mayo
Será mi primera actuación en Terrassa, me hace mucha ilusión y espero repetir el éxito que hemos tenido desde el estreno en Toledo.
Atesora una larga trayectoria en teatro, cine y televisión. ¿Qué pide cuando le llega una oferta?
Me considero una actriz con mucha suerte porque he hecho siempre lo que he querido. Y eso es maravilloso. Empecé mi carrera teatral con 17 años, en La Abadia de Madrid, un proyecto que guarda similitudes con el Teatre Lliure de Barcelona, y no he parado. Disfruto igual con papeles grandes y pequeños. Lo que pido es que sea un texto que diga cosas y saber quién firma la dirección. Si no hay garantías, no lo hago. El director es muy importante porque su trabajo puede hacer que sea una obra maestra o una catástrofe. Nunca hay un mal actor con texto. La responsabilidad del director es total.
¿Se atrevería a dirigir teatro?
No tengo esa inquietud. Cada uno tiene su capacidad . A mí lo que me estimula es mutarme de piel, me gusta la sensación de vértigo que me provoca hacer de otro.
¿Comedia? ¿Drama?
Me es indiferente. Todo texto teatral es un drama, todo parte de la base dramática. Lo importante es hacer creer que sea verdad.
¿Con qué medio, teatro o pantalla, se halla más cómoda?
Soy actriz de teatro y siempre será así. He realizado más de un centenar de obras en mi vida. Las propuestas que me llegan de cine o televisión están condicionadas siempre por mi agenda teatral. Yo mando en mi vida y marco los tiempos pero mi actividad teatral es intocable. Y en el escenario es donde me manejo mejor. Para mí, el cine sigue siendo algo misterioso. El teatro lo puedes dominar pero el cine te domina a tu. El cine no te proporciona esa cascada de emociones como lo hace el teatro con la proximidad del público. El cine es más artificial pero es prodigioso.
Ha logrado un Premio Goya por mejor actriz de reparto en “Ocho apellidos vascos” y el Premio Unión de Actores a la mejora actriz secundaria por la misma película, además del primer premio por “Aída”, la serie de televisión. ¿Los premios dan trabajo?
Pues no lo sé. Para mí tienen un gran valor emocional y los recibo muy agradecida. Lo que quizás no me gusta tanto es entrar en competiciones.
¿Siente añoranza del personaje “Aída” que interpretó en televisión durante años?
No, no, nunca siento añoranza de ningún personaje. La siento cuando dejo todo el equipo de personas con las que he trabajado, con las que he compartido una experiencia vital. A mí no me gusta hacer un personaje durante mucho tiempo. Me aburro. me gusta cambiar.
¿La televisión atrae más gente al teatro?
Sí y eso es bueno. No se van a confundir. Saben que el personaje que está en el escenario no es el mismo que hay en la pantalla.
Ahora, en teatro y en la ficción, es una monja copista de obras de arte. ¿Le gusta la pintura?
Sí, me gusta el arte pictórico. El lienzo de “Las meninas”, sobre el que se basa la obra de Ernesto Caballero, es espectacular y ahora, a partir del personaje, lo es más. Vivo cerca del Museo del Prado y suelo ir para disfrutar de la pintura.