Una edición más del Pícnic-Jazz de Vallparadís, y un nuevo éxito para sumar a la historia de este evento, uno de los más multitudinarios de los que se celebran durante el año en nuestra ciudad.
Quedó claro que la atracción de esta propuesta puede más que una climatología incierta. Pero además el cielo respondió, ofreciendo una tregua, en un día soleado y primaveral, justo un día después de que la cima de la Mola apareciera nevada y las fuertes lluvias hubieran causado ciertas incomodidades, cuando no incidencias.
El único rastro de la lluvia el domingo fue la humedad de la hierba pero muchos de los asistentes, entre los más precavidos, se acordaron de llevar plásticos para aislar las mantas sobre las que reposaron durante toda la jornada. El Pícnic volvió a registrar altos índices de asistencia, con la presencia de entre 25 y treinta mil personas, según fuentes de la organización.
Todos ellos disfrutaron de una jornada “familiar, festiva y musical” -como la han descrito los organizadores-, en la que convivieron familias, grupos de amigos, y se produjeron encuentros muy especiales, como los de los “urban sketchers” (dibujantes que captan la realidad “in situ”, a los que acompañaron urban sketches de Sabadell y Barcelona), de los “lindy hoppers” (bailarines reunidos en el marco de un stage de swing), o una “ukedada” de intérpretes de ukelele.
Esas fueron sólo una parte ínfima de las múltiples estampas que deparó un Pícnic-Jazz que a determinadas horas registró largas colas en algunas de las paradas de restauración, especialmente en las más pequeñas (como en la crêperia). Los ríos de gente fueron evidentes, especialmente al mediodía, cuando el tráfico de personas fue especialmente lento por los senderos del Torrent de la Font d’en Sagrera, donde está situada la carpa escénica del Parc de Vallparadís que ha acogido al Pícnic por quinto año consecutivo (éste se había celebrado hasta entonces en el Torrent Monner.)
Cumpleaños
Pese a que se repitió una asistencia multitudinaria, lo cierto es que el público se hizo esperar a primera hora de la mañana, probablemente debido al cambio de hora. La Locomotora Negra comenzó su concierto pasados unos minutos de las doce del mediodía, pero ese fue el único ligero retraso en una jornada en la que se cumplieron los horarios previstos y no hubo incidencias. La Locomotora Negra no defraudó abriendo el Pícnic por 19º año consecutivo, y ofreciendo temas como “Clip Hands Here Comes”, “Lullaby of Birdland”, “I Loves You Porgy” o un “medley” basado en Duke Ellington, acompañados en algunos temas por sus invitadas, las cantantes Magalí Datzira y Eva Fernández. La anécdota de la jornada la protagonizó precisamente el líder de la formación, Ricard Gili (“Jazzterrasman” 2008) cuando sus compañeros de formación le obsequiaron con un pastel de cumpleaños, celebrando su 69 aniversario. El también trompetista y cantante de La Locomotora Negra volvió a erigirse en protagonista de la cita al interpretar, en los bises, las clásicas “Hello Dolly” y “What a Wonderful World..”
Del jazz swingueante y más amable de La Locomotora, la hora de la comida pasó a estar amenizada por la propuesta de dos intérpretes de gran empaque, el saxofonista valenciano Perico Sambeat y el trompetista Joe Magnarelli. Juntos, al frente de un cuarteto, pusieron toda la carne en el asador regalando grandes interpretaciones de las piezas de postbop que comparten, y que han grabado en el disco “Pórtico.” Interpretaron seis de los ocho temas que incluye el disco, escritos en su mayoría por Sambeat pero también con dos de autoría de Magnarelli.
Esta propuesta profundamente jazzística dio paso a la más ecléctica puesta en escena de Wom Trio, una formación cien por cien femenina que suele interpretar grandes temas de pop en clave de jazz. En esta ocasión se hicieron acompañar por la aclamada cantante de neosoul Sara Pi, junto a la que Clara Luna, Laia Fortià y Gemma Abrié, conquistaron a la audiencia en base a su sensibilidad e inspiradas interpretaciones de sus arreglos propios. Su repertorio se nutrió de versiones, algunas tan curiosas como el clásico bolero “Dos Gardenias.”
Por fin, a última hora de este pequeño festival dentro del Festival de Jazz Terrassa le tocó el turno a la muy estimulante formación Mambo Jambo, la banda comandada por el saxofonista Dani Nel·lo que ofreció toda una lección de carisma escénico, impecables interpretaciones, elegancia, contundencia y saber estar, a ritmo de rhythm’n’blues. La banda se salió en ocasiones del guión estrictamente rockero para interpretar alguna pieza que, como “Lágrimas de Neón”, pueden ser la banda sonora perfecta para una buena novela negra.
Si acaso hubo algo que lamentar fue, un año más, la escasez de aparcamiento. En diecinueve años el ayuntamiento no ha articulado ninguna medida ni para habilitar o facilitar el aparcamiento, ni para reforzar el transporte público con algunas lanzaderas especiales al Pínic-Jazz; hubo quien tuvo que desistir de acudir al Pícnic después de 40 minutos intentando aparcar.