La Masia Freixa volverá a brillar, literalmente, en cuanto acaben las obras de rehabilitación de la cubierta, previstas para principios de mayo. Los trabajos persiguen acabar con las filtraciones de agua y volver a recubrir el tejado de pequeñas teselas de vidrio, recuperando así la estética que tenía la cubierta de la masía a principios del siglo XX, cuando el arquitecto Lluís Muncunill adecuó la antigua fábrica de hilaturas en el hogar de la familia Freixa.
El paso del tiempo y los materiales de la época han ido desprendiendo las piezas de vidrio que recubrían la cubierta. Según explicaron ayer los responsables técnicos del proyecto, el mortero de cal de antaño y el vidrio son incompatibles. Con el desgaste del material, las piezas se iban soltando. La rehabilitación que se está llevando a cabo pretende "hacer lo mismo, pero con materiales actuales". Es decir, aplicar prácticamente la misma técnica minuciosa y manual, pero utilizando un mortero con aditivos que permite que las piezas de vidrio (la mayoría transparentes, aunque algunas son de colores) se adhieran bien a él. Por debajo de este mortero se ha colocado una malla impermeable. Y sobre las teselas, se ha aplicado un spray a modo de pátina que no permite que fertilicen las semillas que puedan caer sobre la cubierta y, por tanto, no aparezcan hongos, otro de los problemas que también tenía la cubierta actual.
Los trabajos van a buen ritmo, lo que debe permitir que la Masia estrene su nueva imagen coincidiendo con la Fira Modernista de Terrassa, que se celebra este año entre los días 12 y 14 de mayo. El alcalde, Jordi Ballart, que acudió ayer a ver el avance de las obras acompañado de una extensa comitiva, remarcó la importancia de poner remedio a la "degradación" que había sufrido la Masia Freixa, "uno de los elementos patrimoniales más relevantes de Terrassa y símbolo del modernismo en Catalunya". La intención del Ayuntamiento, dijo, es convertir la masía en un centro de interpretación del modernismo.