Terrassa

La “Ciutat-Jardí”

La ciudad de Terrassa en la etapa que Josep Maria Coll i Bacardí trabaja como arquitecto municipal es una ciudad industrial con pocas plazas y jardines para el paseo y disfrute de los vecinos. Coll i Bacardí, a partir de sus atribuciones y de las ideas que le piden para reformar la ciudad, elabora un proyecto, titulado "Ciutat-Jardí", en el que propone la reconversión del torrente de Vallparadís en un gran parque central urbano, que abarcaba desde las Esglésies de Sant Pere hasta el puente de Cementiri Vell, pero que no se pudo llevar a cabo por el alto coste que suponía para el Ayuntamiento del momento.

Los historiadores subrayan que el arquitecto fue el pionero en concebir esta gran obra que otros facultativos retomarían con los años y que no se materializó hasta después de las elecciones democráticas. Fue en el gobierno municipal del alcalde Manuel Royes y el primer tramo del parque, el comprendido entre las Esglésies de Sant Pere y el puente del Passeig, se inauguró en 1995, cuando se cumplían ochenta años de la presentación que hizo Coll i Bacardí de su idea urbanística.

Coll i Bacardí desveló su soñada "Ciutat-Jardí" un 21 de mayo de 1915 en el Gremi d’Artistes, donde era miembro, y dos meses más tarde, el 25 de julio, y de un modo más oficial en la Agrupació Regionalista de Terrassa. La presentación contó con parlamentos y se acompañó de una exposición con dibujos y planos del futuro parque.

El arquitecto proponía la transformación del torrente, desde las Esglésies de Sant Pere hasta Cementiri Vell, en parque urbano aprovechando el arbolado y la flora e incorporaba incluso algún paso de comunicación peatonal para cruzar de un extremo a otro. Así, los planos presentaban un puente de medio punto, para salvar el torrente Monner, que enlazaba el conjunto monumental de las iglesias con la calle Salmeron, a la altura de la antigua Torre Soteras, ahora Centre de Documentàcio i Museu Tèxtil. El puente que imaginó Coll i Bacardí es desde 2004 una moderna pasarela colgante que se sostiene únicamente con cables en los extremos y que fue obra de RGA e Ingenieros Reventós. Cuando el arquitecto municipal se plantea este reto de ordenación urbanística apenas hay edificaciones en la zona. En el margen derecho sobresalen las Esglèsies de Sant Pere y en el izquierdo el Castell de Vallparadís. La finca que presidía el castillo era una extensa área de cultivo y tierras que correspondía a la familia de los Maurí -propietaria del castillo cartuja adquirida al marqués de Setmenat en 1852- y que se prolongaba hasta la calle de Prat de la Riba. En su entorno sólo dos residencias particulares de estilo modernista, la Casa Coll i Bacardí, con fachada en la avenida de Jacquard, y la Torre Soteras, a escasos metros de la fortificación. Las dos casas señoriales coincidieron en el tiempo pero cuando Coll i Bacardí empezó la construcción de la suya, en 1913, la Torre Soteras ya existía. Fue promovida hacia 1909 por el arquitecto barcelonés Salvador Soteras Taberner que fijó temporalmente su residencia en Terrassa tras casarse con una egarense, Agustina Maurí Poal , hija de Josep Oriol Maurí Galí, el propietario del Castell de Vallparadís y de las tierras que le rodeaban.

Con relación a la Torre Soteras, los investigadores han recogido una anécdota. Cuentan que el arquitecto barcelonés levantó su residencia sobre el terreno en el que había la ermita de Sant Jaume, al lado del Castell de Vallparadís, y que debía proceder a su derribo. Cuando emprendió la obra coincidió con el arquitecto Lluís Muncunill, que a su vez se disponía a realizar un muro de contención en el parque, a la altura de la calle Salmeron. Fruto de sus conversaciones -no sabemos si a iniciativa del Muncunill- acordaron que las piedras de la ermita se reutilizaran para el tabique que debía frenar los desprendimientos de tierra del torrente Monner.

El muro catalogado se sitúa en el parque, frente a la calle Salmeron, y está formado por piedras de canto rodado, venerables por su procedencia, que forman una línea irregular que baja por una pendiente del camino y que desemboca en el torrente de Monner, hasta convertirse en una valla de contención con contrafuertes enlazados entre sí con arcos ciegos. En el tramo de la pared más alta asoma un voladizo que se utiliza como mirador.

El muro de piedra de Muncunill se le conoce como el "Muro Casa Salvans" pero historiadores locales aseguran que esta casa nunca existió y que puede que sólo fuera un anhelo de la familia Salvans propietaria de esa finca. La Torre Soteras, por su parte, fue derribada hacia 1960 para edificar el Museo Provincial Tèxtil heredero del Museo Textil Biosca que albergaba el antiguo Institut Industrial.

Se preservó la Casa Coll i Bacardí. La familia la puso a la venta cuando falleció el arquitecto el 24 de marzo de 1915. Durante un tiempo fue residencia de la famila Masdeu y a continuación la vivienda particular y despacho del industrial suizo Ernst Baumann, de quien toma el nombre. Baumann ocupó el inmueble hasta 1960 y tres años después fue adquirido por el Ayuntamiento, quien lo rehabilitó para equipamiento municipal.

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