El Ayuntamiento de Terrassa regulará por primera vez mediante un plan especial la implantación de nuevos clubs de cannabis en la ciudad. Responde así a la invitación de la consellería de Salut a los municipios para que, fijados los criterios de salud pública, establezcan las condiciones para la apertura de nuevas asociaciones cannabicas en suelo municipal.
El borrador del plan especial, que irá a la junta de gobierno del proximo mes de abril, establece que los nuevos clubs deberán respetar una distancia de 500 metros respecto a cualquier otro local cannabico.
Además, no podrán implantarse a menos de 150 metros de usos protegidos como equipamientos deportivos, centros sanitarios, educativos, universitarios, esplais, etc. El plan especial fija esta limitación para los equipamientos ya existentes y también para los previstos en el Plan de Ordenación, de manera que el club deberá desplazarse si el lugar escogido está a menos de 150 metros de un futuro colegio o de un CAP en proyecto. En Terrassa, los clubs cannabicos tampoco podrán implantarse en edificios de viviendas.
Sobre plano, el nuevo plan parcial limita considerablemente las posibilidades de abrir un nuevo club de consumidores de marihuana en la ciudad. El cruce de las áreas vetadas por la proximidad de otra asociación cannabica con las calles excluídas por la cercanía de usos protegidos apenas deja libres cuatro pequeños tramos urbanos. Uno minúsculo en el centro, dos más en el oeste y el nordeste de la ciudad, así como una amplia franja en los polígonos del sur.
Cuando se apruebe el plan, Terrassa tendrá una de las regulaciones menos restrictivas en cuanto a la proximidad de los clubs cannabicos a usos protegidos. La mayoría de las ciudades que han regulado el tema, establecen perímetros entre 250 metros -Cerdanyola y Sant Cugat- y los 300 metros de Mataró, Malgrat o Vilasar. Barcelona, por ejemplo, establece una distancia idéntica a Terrassa de 150 metros en el distrito de Ciutat Vella, y reduce a 100 metros la distancia en el resto de la ciudad.
Durante la redacción del Plan Parcial los técnicos municipales cruzaron las limitaciones sobre el plano de la ciudad y comprobaron que, fijando en 200 metros el perímetro de seguridad de los usos protegidos, prácticamente no quedaban huecos en la ciudad para nuevas actividades. El plan suponía, de facto, un veto total a la implantación de más clubs.
En este momento en Terrassa se han otorgado 13 licencias, hay cinco suspendidas, 4 caducadas y una anulada por rechazo de los vecinos. De las 13 licencias activas, 6 cumplen los requisitos del nuevo plan parcial y 7 estarían fuera de ordenación. Entre las 5 licencias suspendidas, 3 también estarían fuera de normativa y dos cumplirían las condiciones del plan especial.
Cuando entre en vigor, la aplicación de la normativa no tendrá carácter retroactivo. El plan prevé un régimen transitorio que respeta la situación de las licencias ya concedidas. Eso sí, los titulares de los clubs que no se ajustan a la normativa deberán adaptarse a las nuevas condiciones si solicitan una licencia, por ejemplo, para modificar el aforo, si cambian de titularidad o bien si reabren tras un periodo de inactividad.
La aprobación del plan parcial de los clubs cannabicos pondrá fin a un periodo de suspensión de licencias que arrancó en abril del año pasado. Desde esa fecha, un equipo técnico multidisciplinar de las áreas de urbanismo, salud y seguridad ha evaluado los antecedentes del sector, recopilado la normativa existente y radiografiado la ciudad para fijar los nuevos criterios de implantación. Tras la aprobación del plan especial se redactará una ordenanza.
Hasta ahora no existe en la ciudad una normativa de referencia que regule la apertura de nuevos clubs del cannabis. El Plan de Ordenación reglamenta el uso recreativo, pero no contempla la especificidad de los locales de consumidores, como tampoco lo hace la ordenanza de usos y actividades. Esa indefinición ha provocado los últimos años una situación de inseguridad jurídica a la que el plan especial pondrá fin.
En noviembre de 2014 el departament de Salut de la Generalitat presentaba los criterios de salud pública para el ejercicio de la actividad de las asociaciones y club sociales de cannabis.
La regulación limita el acceso a los locales a los socios y consumidores habituales y lo prohibe a menores de 18 años. En los clubs sociales no se pueden consumir otras drogas distintas a la marihuana o bebidas alcohólicas, está prohibida la venta de bienes o productos consumibles y el horario de apertura se limita a 8 horas diarias, hasta las 10 de la noche en dia laborable y viernes y sábado hasta las 24 horas.
Los criterios de salud pública también prohiben cualquier tipo de publicidad de la asociación o de sus clubs o actividades, de manera que no pueden rotular sus locales -no se identifican como tales-, ni hacer promoción a través de cualquier soporte.